Esas ayudas, que favorecen la producción o el consumo de esos combustibles, representaron 160.000 a 200.000 millones de dólares anuales en el período 2010-2014, principalmente en favor de la producción petrolera, indica la OCDE, que censó 800 medidas aplicadas en 34 países miembros y seis países emergentes (Sudáfrica, Brasil, China, India, Indonesia, Rusia).
"Las subvenciones en favor de los combustibles fósiles no sólo comprometen los esfuerzos emprendidos para atenuar el calentamiento climático, sino que además constituyen una política costosa, fuente de numerosas distorsiones", señala su "informe que acompaña el inventario OCDE de las medidas de apoyo a los combustibles fósiles".
Tales medidas pueden pesar sobre "el presupuesto de los Estados aumentando los gastos públicos o disminuyendo los ingresos fiscales, cuando numerosos países se esfuerzan en reducir la deuda pública con medidas draconianas", agrega.
La importancia de la ayuda pública al petróleo, a los carburantes, al carbón o al gas parece orientarse a la baja, después de las cimas de 2008 y 2011-2012, sobre todo gracias al fin de las ayudas o a su disminución en favor del gasoil y/o de la gasolina en México, India e Indonesia.
Pero la OCDE constata "una cierta inercia" en el mantenimiento de las medidas en favor de los combustibles fósiles y estima que hay todavía "importantes posibilidades de reforma".
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