Sólo validada en EEUU y Singapur

La paradoja de la carne sintética: ayudas públicas para un producto no autorizado

España es uno de los países punteros a nivel mundial en el sector de la carne cultivada, las instituciones apoyan con millones a la empresa donostiarra BioTech Foods, que construye la mayor fabrica de este tipo de alimento.

Fundadores de BioTech Foods, Mercedes Vila e Iñigo Charola
Fundadores de BioTech Foods, Mercedes Vila e Iñigo Charola.
ROGER CASTELLON AMAT

En agosto de 2013, un equipo científico de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) presentó al mundo una hamburguesa de carne de vacuno creada en el laboratorio a partir de una célula de un músculo de un bóvido. La carne sintética, cultivada o in vitro, se inventó, hace ya una década, en la Unión Europea. Hoy en día su comercialización sólo está autorizada en Singapur, desde 2020, y desde hace unas semanas en Estados Unidos, cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) autorizaba a las empresas Upside y Good Meat a vender pollo cultivado en restaurantes de este país. Y además, las cocinas del español José Andrés, activamente integrado en el proyecto de la carne cultivada, en Estados Unidos serán de las primeras en cocinar y servir este tipo de proteína de laboratorio.

España es uno de los países punteros a nivel mundial en el sector de la carne cultivada, las instituciones apoyan a esta incipiente industria con importantes ayudas públicas y la empresa donostiarra BioTech Foods, filial de la multinacional JBS, construye en la capital guipuzcoana la mayor planta de fabricación de carne cultivada del mundo, que estará operativa en el otoño de 2024, aunque por el momento ni en la Unión Europea ni en España está autorizada la comercialización de este tipo de proteína y expertos del sector como la compañía barcelonesa Átova Regulatory Consultuing creen que no lo estará “hasta 2025 o 2026”.

Varios países estudian aceptar su comercialización

Así, los organismos reguladores de Israel, Suiza y el Reino Unido también estudian aprobar la comercialización de la carne cultivada, mientras que la Unión Europea y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) trabajan en el estudio de las proteínas cultivadas, pero el proceso regulatorio de aprobación todavía no está definido ni activado y cuando se ponga en marcha la ratificación tardará meses o años. Y no será fácil porque ya se escuchan voces en contra como las del potente ‘lobby’ agroganadero francés o el gobierno italiano de Meloni, que aprobó en abril un proyecto de ley que busca impedir la venta, producción e investigación de la carne sintética.

Incluso, los ganaderos vascos se manifestaban el pasado 22 de julio frente a la planta en construcción de JBS y BioTech Foods, con capacidad de producir 4.000 toneladas de carne cultivada al año, convocados por el sindicato EHNE y tras una pancarta que rezaba: “Laborategiko haragirik ez!” (No a la carne de laboratorio). Para EHNE, “la carne de laboratorio empujará al ciudadano a vivir a merced de las patentes. Una dependencia que puede comprometer siglos de conocimiento, biodiversidad, paisaje. En la misma medida, la brecha en la soberanía alimentaria será evidente porque puede quedar en manos de unos pocos la alimentación. Los gobiernos, nacional y autonómico, dicen que están con los ganaderos y aprueban y apoyan la construcción de un gran laboratorio de carne in vitro...”

España es el país que más carne consume por habitante

Hay que tener en cuenta que España es el mayor consumidor per cápita de carne del mundo y cuenta con una cabaña ganadera de 267 millones de cabezas de ganado bovino, ovino, porcino, caprino y de aves de corral distribuido en más de 225.000 explotaciones. Sin embargo, los defensores de la carne cultivada argumentan que las explotaciones ganaderas son responsables del 20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, en estimaciones de la FAO, y según un estudio de la Universidad de Oxford para producir el mismo volumen de carne, en la cultivada se gasta entre un 82% y un 96% menos de agua y se emiten hasta un 96% menos de gases efecto invernadero.

Íñigo Charola, CEO y Fundador junto a Mercedes Vila de BioTech Foods en 2017, ha argumentado que “BioTech Foods tiene la tecnología y la capacidad para producir proteínas a gran escala, de una manera más sostenible e innovadora, satisfaciendo las necesidades comerciales en todo el mundo. Con los desafíos que se plantean a las cadenas de suministro globales, la proteína cultivada ofrece el potencial para estabilizar la seguridad alimentaria y la producción mundial de proteínas” en algunos medios. La consultora McKinsey prevé que el tamaño del mercado de la carne cultivada alcanzará los 25.000 millones de dólares (23.000 millones de euros) en 2030. Es más, personas de la relevancia de Bill Gates, fundador de Microsoft, o Richard Branson, Virgin, han invertido fuertes sumas de dinero en el sector de la carne in vitro.

El sector 'foodtech' se ha consolidado, por otro lado, como palanca de la industria alimentaria global. España, según un estudio del ICEX (Instituto de Comecio Exterior) es el quinto país europeo que más ha invertido en el sector de las proteínas alternativas, solo por detrás de Alemania, Reino Unido, Francia y Holanda. El mismo informe indica que las startups del Estado triplicaron en 2021 su inversión –695 millones de euros– respecto a 2020.

Lo cierto es que las autoridades europeas y españolas han decidido apoyar y subvencionar a esta industria aún en ciernes y que produce un producto que, de momento, no tiene un encaje legal en nuestra cadena alimentaria. Así, según un estudio de la empresa Ainia, financiado por el anterior ejecutivo de la Comunidad Valenciana, el 63% de los consumidores probaría la carne cultivada y cerca del 46% la compraría, según el informe ‘Percepción del consumidor sobre la carne cultivada’, y los tres motivos principales para el consumo de la carna cultivada serían el bienestar animal (63%), el respeto al medioambiente (50%) y la curiosidad por probarla (48%).

Casi 7 millones de euros en ayudas

Las instituciones españolas y europeas apuestan por la carne de laboratorio y BioTech Foods ha recibido a través del ICEX 753.000 euros para la “investigación en líneas celulares, medios de cultivo y biomateriales para su correcto bioprocesado que permitan la producción de carne cultivada” y el Gobierno vasco destinó para el ejercicio del pasado 2022 y del presente 2023 casi tres millones de euros para la instalación de la planta de carne in vitro en San Sebastián. Igualmente, BioTech Foods fue una de las ocho empresas del sector agroalimentario y tecnológico que recibieron 3,7 millones de euros del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), perteneciente al Ministerio de Ciencia, para potenciar la fabricación de carne cultivada y una subvención de 2,7 millones de euros de la Comisión Europea para su proyecto ‘Meat4All’ (carne para todos).

Gracias, en parte, a estas ayudas, JBS, el mayor productor de carne del mundo con 250.000 empleados en todo el planeta, ICEX 753.000 euros para la “investigación en líneas celulares, medios de cultivo y biomateriales para su correcto bioprocesado que permitan la producción de carne cultivada” construya su nueva fábrica-laboratorio en la que producir carne sintética de manera comercial. La factoría contará con 11.000 metros cuadrados y pretende contar con una plantilla de 150 empleados, por lo que sería la más grande de Europa, para producir, en principio, 1.000 toneladas de carne al año y subir esta cifra posteriormente hasta las 4.000 toneladas anuales. “En comparación con los métodos convencionales de producción de carne, que implican la reproducción, crianza, alimentación y matanza de animales vivos, la carne cultivada implica el uso de una muestra de células para cultivar el tejido deseado en un entorno controlado, haciendo uso de la biotecnología desarrollada originalmente para la investigación médica y trasplante de órganos”, dicen en BioTech, donde consideran la carne que ellos producen como ‘carne ética’. El debate está servido.

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