Piscifactorías contra el hambre

  • La acuicultura cobra cada vez más importancia en el comercio mundial de alimentos y en el ámbito de la cooperación existen proyectos con participación española en países en desarrollo donde se aplicaría el conocido proverbio chino "si un hombre tiene hambre no le des un pez, enséñale a pescar".

Mercedes Salas

Madrid, 18 ago.- La acuicultura cobra cada vez más importancia en el comercio mundial de alimentos y en el ámbito de la cooperación existen proyectos con participación española en países en desarrollo donde se aplicaría el conocido proverbio chino "si un hombre tiene hambre no le des un pez, enséñale a pescar".

Las organizaciones implicadas ven en la piscicultura una salida para garantizar el abastecimiento de pescado y una fuente de ingresos a las pequeñas comunidades.

Frente a la delicada situación de las especies marinas, la producción acuícola aumenta y, con un total de 67,7 millones de toneladas, ya representa el 42 % del pescado y del marisco que se obtiene en el mundo, según la organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En los últimos años se han puesto en marcha 60 proyectos financiados con fondos españoles con la piscicultura como eje principal, según la Fundación Observatorio Español para la Acuicultura (Fundación Oesa).

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) destinó 2,9 millones de euros a planes de ese tipo en 2010, según las últimas cifras facilitadas a Efeagro por dicho organismo.

Entre los países receptores destacaron Argelia, con más de la mitad (1,5 millones), Namibia (800.000 euros), Vietnam, Perú, Senegal, Mauritania y El Salvador.

Según ha explicado a Efeagro el director gerente de la Fundación Oesa, Javier Remiro, hace años el "principal foco" se puso en Iberoamérica, pero existe un número "creciente" de iniciativas en países de África, como Namibia, Mozambique y Angola.

Entre los proyectos latinoamericanos, algunos se han realizado en todo el continente y otros en naciones concretas como Guatemala, Brasil, Cuba, Chile, Honduras o en México.

La Fundación Oesa, que pertenece a la Secretaría general de Pesca, ha suscrito un acuerdo con la Cruz Roja para fomentar campañas con vistas a combatir la pobreza y propiciar, según Remiro, que esta última dé más prioridad de ahora en adelante a las acciones en el ámbito de la acuicultura.

El Centro Tecnológico del Mar (Cetmar), situado en Galicia, participa también en esta forma de cooperación, con planes cofinanciados por fondos españoles o de la Unión Europea (UE).

La coordinadora de Cooperación Internacional de Cetmar, Yolanda Molares, ha indicado que la ayuda va desde la instalación de una granja o un centro de procesado hasta la formación de los trabajadores o de técnicos.

Cetmar prestó asistencia técnica a las autoridades de Colombia y sus pescadores para el cultivo de ostra y cooperó en otro plan en Costa Rica para mejorar la comercialización de ese molusco.

Molares ha resaltado, además, que las iniciativas, en muchas ocasiones, potencian la incorporación femenina al mundo laboral, ya que un 80 % de los proyectos está dirigido por mujeres.

Un problema en esta clase de cooperación, ha reconocido, es "el ámbito social bajo" y la escasa formación que encuentran en algunos países, donde faltan técnicos o programas educativos relacionados con la acuicultura para preparar a los futuros trabajadores.

Entre los "frutos", Molares cita logros en "microempresas" y el establecimiento de servicios de extensión pesquera dentro de las Administraciones de los países de destino, como el proyectado en Santo Tomé y Príncipe.

Respecto a las estrecheces presupuestarias, que han repercutido también en los recortes para la cooperación, Molares ha afirmado que hay que adaptarse a la situación y que, a veces, "con poco se puede hacer grandes cosas".

La directora técnica de acuicultura de la ONG Aida, Avelina López, ha remarcado que en muchos países esta actividad es el único camino para abastecer de pescado fresco a las poblaciones del interior.

Estas acciones "tienen un efecto en la estabilización de los precios", según la representante de Aida, una ONG que ha trabajado en Vietnam, Camboya, Sri Lanka y Bangladesh, y que ahora también actúa en Colombia y Haití.

En cuanto a las especies, López ha precisado que se trabaja con peces de agua dulce, que no exigen tecnologías demasiado sofisticadas y muchos son "herbívoros", para garantizar una producción sostenible con el medioambiente.

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