Publican en Argentina biografía de uruguayo Zitarrosa tras 23 años de muerte

  • La faceta sensible y creativa de Alfredo Zitarrosa se cruza una y otra vez con la del ciudadano comprometido con su entorno social en una biografía que verá la luz este martes en Argentina, al cumplirse 23 años de la muerte de uno de los mayores cantantes y compositores de Uruguay.

Buenos Aires, 16 ene.- La faceta sensible y creativa de Alfredo Zitarrosa se cruza una y otra vez con la del ciudadano comprometido con su entorno social en una biografía que verá la luz este martes en Argentina, al cumplirse 23 años de la muerte de uno de los mayores cantantes y compositores de Uruguay.

"Alfredo Zitarrosa. La biografía" es fruto de varios años de investigación del periodista uruguayo Guillermo Pellegrino, quien en el prólogo destaca como valores de su compatriota "su solidaridad, su profundo sentido y compromiso social, su extrema sensibilidad, su coherencia y su dignidad".

El trabajo, publicado por el sello argentino Ediciones Continente, está emparentado con "Cantares del alma", libro en el que Pellegrino ya había buceado en el alma del autor de "Guitarra negra".

Este nuevo relato biográfico se ve enriquecido con anécdotas que, según su autor, eran desconocidas hasta ahora, como la del "hombre del grabador", tal como el artista bautizó a un uruguayo que en Madrid se hacía pasar por exiliado uruguayo y era en realidad un espía.

Autor de temas como "Qué pena", "Stefanie", "Doña Soledad", "Adagio en mi país" o "El violín de Becho", el cantante estuvo prohibido en Uruguay durante la dictadura (1973-1985) y debió exiliarse en Argentina, España y México.

Poco antes de la recuperación de la democracia, Zitarrosa volvió a Uruguay y falleció cinco años después, a los 52 de edad y por un fallo cardíaco.

Pellegrino reconstruye en el libro la obra del cantautor uruguayo desde sus orígenes: fue hijo natural de Blanca Iribarne y vivió su primera infancia con una pareja de condición económica modesta que le adopto, le dio afecto y un apellido distinto al de su madre y con el cual había sido anotado al nacer.

A los 16 años, adoptaría el apellido con el que saltó a la fama; lo tomó de Alfredo Nicolás Zitarrosa, un argentino que por entonces estaba en pareja con su madre natural, con la que siguió manteniendo el contacto.

Según Pellegrino, "esos confusos orígenes familiares determinaron en él un carácter a veces considerado hosco, que en general era apenas un caparazón con la que buscaba disimular la fragilidad de su espíritu".

Tras debutar cono cantautor, Zitarrosa alcanzó rápidamente el éxito, pero, según esta biografía, el artista vivía en permanente conflicto consigo mismo y a menudo le asaltaban las dudas sobre su desempeño como cantor popular.

"En más de una ocasión, Alfredo se cuestionó su voz, el valor de sus textos, su calidad como intérprete y la legitimidad del sitio que ocupaban sus canciones en el terreno de la canción comprometida de su tiempo", asegura Pellegrino.

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