Subvención a petróleo y productos básicos supone 20 % de presupuesto de 2011

  • La subvención del gobierno a los productos petroleros y los artículos de primera necesidad (azúcar y harina) supondrá este año un 20 % del total del presupuesto del Estado y un 5,5 % del Producto Interior Bruto (PIB).

Rabat, 2 sep.- La subvención del gobierno a los productos petroleros y los artículos de primera necesidad (azúcar y harina) supondrá este año un 20 % del total del presupuesto del Estado y un 5,5 % del Producto Interior Bruto (PIB).

El semanario "La vie economique" publica hoy un estudio que refleja que estas subvenciones, consideradas en el rubro de "gastos de compensación", han supuesto una subida de más del 50 % con respecto a 2010, al pasar de 31.500 millones de dirhams a 45.000 millones en el ejercicio actual (de 2.700 millones de euros a 4.000 millones al cambio).

Este aumento en las subvenciones se ha debido en parte al paquete de compensaciones extraordinarias aprobadas por el gobierno el pasado 18 de agosto y que ascendieron a 18.000 millones de dirhams.

El otro gran paquete de subvenciones fue aprobado el pasado febrero, en un gesto que fue entonces interpretado como un intento de neutralizar el descontento político y social que ganaba la calle al calor de la llamada "primavera árabe".

El semanario señala que los 45.000 millones de dirhams en subvenciones son el equivalente al 83 % del presupuesto de educación, y cuatro veces superiores al dedicado a sanidad.

Si bien las subvenciones contribuyen a frenar la inflación y preservar así el poder adquisitivo de los consumidores, "este mecanismo no hace sino aplazar la inflación, pues la carga de compensaciones depende enteramente del endeudamiento público", que a su vez está sujeto a presiones alcistas en el mercado internacional, advierte La vie economique.

Los hidrocarburos y el gas butano absorben el 80 % de los "gastos de compensación", y la tendencia alcista de los productos petroleros, por encima de los 100 dólares el barril, hace presagiar que no será fácil reducir estos gastos a menos que se lleve a cabo una profunda reforma que supondría traspasar el coste de estos productos en mayor medida a los consumidores y no al Estado.

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