Un velero surca el Rin para concienciar del peligro de un accidente nuclear

  • Navegar dos meses por el Rin con un velero concienciando sobre el peligro de un accidente nuclear: en ello consiste la nueva campaña de Greenpeace, que denuncia el envejecimiento de las centrales atómicas suizas, con la media de edad más alta del planeta y que siguen en activo.

Marta Hurtado

Basilea (Suiza), 3 may.- Navegar dos meses por el Rin con un velero concienciando sobre el peligro de un accidente nuclear: en ello consiste la nueva campaña de Greenpeace, que denuncia el envejecimiento de las centrales atómicas suizas, con la media de edad más alta del planeta y que siguen en activo.

Tres de los cinco reactores de Suiza tienen más de 40 años (Beznau 1, 44 años; Beznau, 42, y Mühleberg, 42) y el primero ostenta el récord de ser el más antiguo del mundo aún en funcionamiento.

Todos están situados en el río Aar, afluente del Rin, y, si hubiera un accidente, el corazón de Europa quedaría contaminado.

Este es el principal argumento de la campaña "Paren de contaminar Europa", con la que el grupo ecologista Greenpeace busca presionar a las autoridades suizas en particular, y a las europeas en general, para que establezcan un límite a la vida útil de las centrales.

Según la legislación helvética vigente, las plantas pueden tener una vida indefinida siempre que no representen un riesgo para la seguridad.

"Suiza constituye una experiencia nuclear en tiempo real, dado que nuestra centrales nucleares tienen la media de edad más elevada del planeta", denuncia Mathias Schleguel, portavoz de Greenpeace Suiza, mientras se mece sobre el "Beluga II", amarrado en Basilea.

El "Beluga II" es el único barco construido especialmente para Greenpeace.

Con 33 metros de largo por seis de ancho y una velocidad máxima de 9,5 nudos (unos 18 kilómetros por hora), es el navío adecuado para actuar en una campaña como la actual, en la que, del 26 de abril al 22 de junio, navegará por el Rin y sus afluente, y hará 14 paradas en ciudades de Francia, Suiza, Alemania y Luxemburgo.

El objetivo es que la gente visite el barco, y una vez en él, profundice sobre el problema de la inseguridad nuclear.

"Uno de los dilemas con el que nos enfrentamos es que la gente desconoce el problema del envejecimiento de las centrales y esperamos que, con la excusa de la visita al 'Beluga', la población tome conciencia", explica Schleguel.

"Por ahora, parece que funciona. Ayer, que era un día laborable, tuvimos 350 visitantes", destaca Elodie Phyffer, una voluntaria ginebrina que hace los tours en francés.

La media de edad de las centrales suizas es de 37 años, mientras que en España es de 32, en Estados Unidos de 30, en Alemania de 26 y en el Reino Unido de 17 años.

La edad media de las plantas que están siendo desmanteladas en el mundo es de 23 años y la de los reactores en operación de 28 años.

La mitad de los 70 accidentes ocurridos en los últimos años en Suiza se debió a causas relacionadas con el envejecimiento de las centrales, denuncia Greenpeace.

Así, la de Mühleberg es centro de discordia porque en 2012, el Tribunal Administrativo Federal decidió "por razones de seguridad" limitar su vida operativa, pero sus propietarios recurrieron y el Tribunal Federal de la Confederación (instancia superior) refutó el fallo y sentenció que, "en materia de seguridad en las instalaciones nucleares, la legislación federal no impone el riesgo cero".

Greenpeace quiere, simplemente, que todas las nucleares cesen su actividad a los 40 años.

"Suiza se contenta con el principio según el cual una central nuclear puede explotarse siempre y cuando sea segura. Esta decisión induce a un sentimiento de seguridad erróneo y comporta riesgos e incertidumbres intolerables para la población suiza y europea", afirma el portavoz.

De hecho, la campaña no sólo pretende señalar a las centrales helvéticas, sino denunciar que es un problema generalizado, dado que el 44 % de los reactores en Europa tiene más de 30 años y el 55 % funciona por encima de la fuerza prevista cuando se construyeron, lo que compromete aún más su seguridad, según la ONG.

Greenpeace recuerda que la tecnología ha cambiado mucho en tres décadas y que hay elementos en una central que no se pueden reemplazar ni mantener correctamente.

En 2011, Suiza tomó la decisión de no continuar usando energía nuclear en el futuro, pero hasta la fecha no ha determinado cómo ni cuándo dejará de utilizarla y cómo se generará la electricidad necesaria.

Greenpeace quiere que se defina en breve un calendario que responda a estas dudas y que la Confederación Helvética termine definitivamente con la producción de energía nuclear en 2024.

Pone como ejemplo a España, que en los primeros nueve meses de 2012 obtuvo el 31,3 % de sus necesidades energéticas gracias a las renovables, y concluye: "Si se pusieran paneles solares sobre el 25 por ciento de los tejados del país se generaría cinco veces más energía que la producida actualmente por Beznau y Mühleberg unidas".

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