Dadas las circunstancias de la pandemia

La vivienda de lujo termina 2020 mejor de lo esperado pero peor de lo previsto

El año hay sido muy "irregular" y ha resultado muy difícil realizar previsiones. Además, “el ritmo normal de ventas se ha visto interrumpido” tanto por la propia pandemia como por las consecuencias económicas.

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La vivienda de lujo termina 2020 mejor de lo esperado pero peor de lo previsto

El año 2020 ha sido "peor de lo previsto" para el sector inmobiliario pero "mejor de lo esperado" dadas las circunstancias del año de la pandemia, señala Antonio López Granados, presidente de la constructora y promotora orientada a la vivienda de lujo y especializada en proyectos singulares Caledonian, que esta semana inicia las obras de una promoción en la Costa del Sol.

En este sentido, ha destacado que se ha tratado de un año muy "irregular" en el que ha resultado muy difícil realizar previsiones y en el que "el ritmo normal de ventas se ha visto interrumpido" tanto por la propia crisis sanitaria como por las consecuencias económicas derivadas de las medidas adoptadas para ponerle freno, explica López Granados.

Este promotor, que afronta 2021 con diferentes proyectos en "fase de arranque" y "mucho entusiasmo", considera que uno de los aspectos más relevantes del año que acaba de finalizar es que el perfil del comprador de obra de lujo y el objetivo a la hora de comprar han experimentado un cambio “importante” durante la pandemia de coronavirus.

Mientras por un lado caían las ventas de inmuebles destinados a primera vivienda, por otro, aumentaba el interés de los inversores deseosos de poner sus ahorros “a buen recaudo” apostando por valores que consideraban seguros -apunta- y, aunque no le gusta la idea de elevar a categoría la experiencia de su constructora, han sido precisamente los inversores los que, en su opinión, “han salvado un año complicado”.

La figura del inversor ya no solo hace referencia a grandes fortunas o a fondos millonarios, hoy también pasa por el micromecenazgo o financiación participativa -“crowdfunding”-, una opción por la que Caledonian ha optado para la primera de las villas de lujo de la promoción de seis unidades que la promotora construirá en Finca Cortesín, en el municipio malagueño de Casares.

A través de la plataforma de microfinanciación especializada en el producto inmobiliario Urbanitae, 271 pequeños inversores han aportado 867.000 euros del capital necesario para levantar una vivienda unifamiliar cuyo precio de venta rondará los cuatro millones y medio de euros. Por su parte, la promotora ha puesto el solar de 1.800 metros cuadrados, el proyecto, la licencia urbanística y la gestión integral de la obra, incluida su comercialización, lo que supone algo más del 50 por ciento del total requerido.

Micromecenazgo: hoy un juguete, mañana una oportunidad

Para López Granados, este tipo de financiación en España actualmente es “un juguete” debido a los límites que la legislación vigente impone a las aportaciones particulares, pero ya funciona muy bien en otros países, por lo que se muestra convencido de que es “un producto de futuro”, motivo por el cual ha querido “estar ahí” y apostar por ello.

El micromecenazgo ofrece una oportunidad “fiable y con muy poco riesgo" para el pequeño inversor, ya que le permite asociarse con reputadas constructoras y disfrutar de la rentabilidad del sector inmobiliario, asegura el promotor, y tanto es así que su propio hijo, con apenas 19 años, ha invertido parte de sus ahorros a través de Urbanitae.

En un futuro, que el presidente de Caledonian espera no sea muy lejano, esta novedosa forma de inversión ofrecerá también importantes ventajas para la constructora, ya que supondría una vía de financiación alternativa a la planteada hasta la fecha por la banca tradicional.

El epicentro de la cuestión está, según López Granados, en que tanto la plataforma de financiación participativa a través de la que hacer la inversión como la promotora por cuyo proyecto apostar sean empresas “solventes, fiables y con experiencia demostrable para que no dejen colgados a los clientes”.

En los países consolidados donde hay menos oportunidades de negocio que en las economías emergentes es “necesario” mover el dinero para que éste no pierda valor y el micromecenazgo supone “una gran oportunidad”, sobre todo para los pequeños inversores, concluye.

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