Carinsa, la pyme catalana que exprime los aromas y vende hasta en Palestina

  • Ha patentado un embutido vegetal para sustituir la tripa del fuet; un salchichón sin lactosa y un chicle dual que primero tiene un sabor y luego otro.
Carinsa
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En su planta de San Quirze del Vallés (Barcelona) se investigan los aromas y fragancias que dan buen olor y sabor al mundo. Y nunca mejor dicho porque sus productos se exportan a 52 países de todo el orbe. El último de ellos a Palestina. Se cumplen ahora 25 años desde que el ingeniero químico Alberto Martínez –un “visionario” como le califican sus hijas Vanesa y Denia, hoy al frente de la compañía- creara Carinsa, una empresa que centra su actividad en el desarrollo, fabricación y comercialización de aromas, ingredientes funcionales y soluciones tecnológicas para la alimentación humana y animal; así como de fragancias para las industrias de cuidado del hogar, detergentes, cosmética y cuidado personal.

Carinsa acaba de recibir de manos del presidente del Gobierno el premio de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) a la innovación empresarial. Y es que "la innovación forma parte de nuestro ADN y no entendemos nuestro negocio sin hacer una fuerte apuesta en este ámbito, en el que cada año invertimos más del 20% de nuestros beneficios", explica Vanesa Martínez, CEO del grupo, en el que trabajan 150 personas, una buena parte de ellos ingenieros e investigadores. Durante 2017 tuvo una facturación de 44 millones de euros, lo que significa un incremento del 10% con relación al año anterior. Incremento que ha venido dado, en parte, por la subida de sus exportaciones y la consolidación de nuevas áreas de negocio, como son la ambientación, la confitería y los platos preparados.

Por lo que respecta a los objetivos futuros a nivel internacional, la compañía tiene previsto desarrollar durante los próximos años una intensa actividad para incrementar su penetración comercial en Asia y EEUU. Actualmente, Grupo Carinsa tiene presencia activa en cuatro de los cinco continentes y dispone de filiales, oficinas o delegaciones comerciales en más de 50 países. Tal y como indica Martínez, "nuestra gran prioridad sigue siendo la internacionalización de la actividad empresarial, la diversificación especializada y el desarrollo y avances en materia de I+D+i".

Aparte de otros proyectos, como la creación de una fundación, la empresa se marca como objetivo "el bienestar del consumidor a través de la formación, la colaboración, la investigación y la innovación". Su idea es potenciar la sostenibilidad y la economía circular" con ‘inventos’ como su patente de un embutido vegetal para sustituir la tripa del fuet; un fuet sin lactosa; un chicle dual que primero tiene un sabor y luego otro o haber encontrado una solución innovadora para reducir la acrilamida (un componente que puede ser potencialmente cancerígeno en dosis muy elevadas) en los productos cocinados hasta en un 50%.

Carinsa pretende crecer hasta lograr los 100 millones de euros de facturación en 2025 a lomos del proyecto ECO-SOFT, una iniciativa subvencionada por la Unión Europea para el desarrollo de un suavizante para la ropa más sostenible y ecoeficiente gracias a un innovador sistema de microencapsulación de las fragancias. Una tecnología que "aporta numerosas ventajas en lo que respecta al medio ambiente, a la contaminación, al consumo de agua, al precio del producto final, al consumo de energía… y logra que la fragancia se adhiera y se fije mejor a la ropa (hasta 10 veces más que una fragancia corriente contenida en un suavizante tradicional)".

En Carinsa consideran que "la innovación que comporta esta tecnología es tan destacada que hemos recibido una subvención (SME Instrument phase II) de la Unión Europea en el marco del programa Horizonte2020 por valor de 1,6 millones de euros. Esta cifra nos ayudará a poner en marcha la planta de fabricación de las microcápsulas. Para hacernos una idea de la importancia de este proyecto, en 2017 la Comisión Europea recibió más de 600 propuestas de subvención para diferentes proyectos de empresas de toda Europa y solamente se han concedido ayudas a un 5% de los solicitantes, entre los cuales nos encontramos”.

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