En plena reconversión 

El consejero de Corporación Alba sale de Indra tras el recorte de su participación

La entidad del Grupo March se ha quedado con apenas el 3,21% del capital después de la reciente venta de un paquete del 5% a la empresa vasca de armamento SAPA por algo más de 90 millones.

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Marc Murtra, presidente de Indra. 
Nerea de Bilbao 

El representante de Corporación Financiera Alba (Grupo March) en Indra, Santos Martínez-Conde, ha presentado este lunes su dimisión en el consejo de la compañía tras el recorte de la participación en un 5% que se produjo la semana pasada y al quedar las acciones de la entidad en apenas el 3,21% del capital. Alba decidió vender ese paquete a la empresa vasca de armamento Sapa Placencia por algo más de 90 millones de euros, dentro de una política de desinversiones que venía marcando el grupo financiero desde hace tiempo. 

La salida de Martínez-Conde como consejero dominical deja un hueco en el consejo que se espera que sea sustituido por un nombre propuesto por el nuevo accionista, la empresa Sapa Placencia. El consejo de administración de Indra ha reconocido "su dedicación en el desempeño del cargo durante estos años" en una comunicación enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El consejero estaba presente en las comisiones de nombramientos, auditoría y estrategia como vocal y llevaba siendo consejero de Indra desde el año 2013. Corporación Financiera Alba es uno de los inversores más longevos en Indra. Sin embargo, la venta del 5% a Sapa, unida a otras ventas en el mercado, han dado inicio al proceso de salida del 'holding' del accionariado de la tecnológica española, lo que ha tenido un fuerte impacto en la cotización de Indra en el mercado.

Las acciones de Indra acumulan cuatro sesiones en rojo desde que se anunció la operación -en un contexto marcado también por el impacto de la variante ómicron en las bolsas- y unas pérdidas del 14,34%, si bien los analistas no han modificado sus opiniones sobre el rumbo de la compañía y siguen defendiendo que la acción tiene recorrido al alza.

El nuevo papel de Sapa

La entrada de la empresa vasca de armamento en Indra se ha interpretado como una operación avalada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que aglutina la parte mayoritaria del capital, pero con la intención de despolitizar la compañía y dejar claro que su estrategia a corto y medio plazo pasa ahora por convertirse en una de las empresas clave del sector europeo de defensa. El holding de la familia Aperribay  ya había colaborado con Indra en otros proyectos, como la construcción de los blindados 8x8 y es uno de los socios del grupo que se ha hecho con el control de ITP, a través del fondo Bain. 

Los March, a través de Corporación Financiera Alba, se habían planteado en el pasado más reciente una potencial salida de Indra, donde aterrizaron a mediados de 2009 después de pagar casi 250 millones de euros por el 10% en manos de Unión Fenosa. Ya en la recta final del mandato de Fernando Abril-Martorell como presidente estudió abrir la puerta. Pero no ha sido hasta ahora cuando ha tomado la decisión definitiva, después de que durante los últimos meses haya llevado a cabo algunas ventas parciales reduciendo ligeramente su posición. La pugna vivida el pasado mes de mayo tras el cambio en la presidencia y la ‘rebelión de los independientes’ que evitó el nombramiento de Marc Murtra como primer ejecutivo fue el detonante.

La posición de la familia March había sido relativamente neutral en el equilibrio de fuerzas del consejo, aunque con una lógica de maximizar su inversión. Pero el Gobierno quería reforzar más la posición y tener un mayor control, no sólo para allanar el camino de Murtra hacia las labores ejecutivas, sino ante la potencial creación de un ‘hub’ de defensa español. El sustituto tenía que ser un socio privado con el que tratar de despejar las dudas de la politización, pero que sirviera de aliado. Fue ahí donde entró Sapa. Tal y como confirman fuentes conocedoras a La Información, los Aperribay, dueños de la contratista de defensa, pactaron con Moncloa su entrada, como guiño en una relación de confianza histórica.

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