El consejo de Abertis, dividido ante la oferta de Atlantia (y a la espera de ACS)

  • El visto bueno de la CNMV a la oferta de compra del grupo italiano se estima inminente y la dirección del grupo barcelonés tendrá que retratarse.
Peaje de una autopista gestionada por Abertis.
Peaje de una autopista gestionada por Abertis.

La adquisición de Abertis por la italiana Atlantia lleva casi cinco meses cocinándose y, a estas alturas, aún hay más incertidumbres que certezas sobre la mesa. Ni el propio consejo de administración del grupo concesionario de autopistas tiene claro al 100% cuál es la opción más adecuada para el futuro de la empresa: apoyar la oferta de la competidora italiana, permanecer como compañía independiente o optar por un plan C, un caballero blanco que, por ahora, tiene el nombre de ACS. Aunque la constructora sigue sin contar con la financiación necesaria para hacer una oferta en firme.

Esa falta de unidad en el órgano de dirección de la firma barcelonesa se hizo patente en el consejo de administración celebrado la pasada semana, según indican fuentes conocedoras. Una reunión de carácter ordinario (Abertis celebra consejo la última semana de cada mes), en plena semana del referéndum del 1-O, en el que se habló de temas vinculados a la opa de Atlantia y se repasaron análisis de firmas financieras sobre la misma. Una opa que aún no es oficial porque sigue encallada en los pasillos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El supervisor del mercado presidido por Sebastián Albella aún no ha dado el visto bueno al folleto de la oferta de compra presentado por la compañía transalpina, que valora Abertis en 16.300 millones de euros (16,5 euros por cada una de sus acciones). Un precio al que hay que sumar otros 15.000 millones adicionales de deuda.

El mercado lleva ya más de dos meses especulando con una contraoferta de ACS, pero la constructora presidida por Florentino Pérez sigue sin decidirse. Hace sólo unos días, volvió a confirmar a la CNMV que ha mantenido "reuniones con posibles inversores y con entidades financieras" para financiar el movimiento, que podría llevar a cabo a través de su participada Hochtief. Sin embargo, "la cuestión no ha sido sometida a la deliberación y acuerdo del consejo de administración".

Disparidades

Ahí es donde entra la disparidad de criterios en el consejo. Mientras algunas voces prefieren decantarse por la opción ibérica, otras estarían más cómodas con la propuesta de Atlantia. Entre estas últimas, señalan fuentes conocedoras, estaría ahora Criteria (La Caixa). Su opinión va a ser determinante porque controla el 24% de Abertis. Tiene el mando de lo que va a pasar y cuenta con cuatro consejeros en la mesa de decisión. Un órgano de dirección donde también hay acento italiano, porque en él está presente el exprimer ministro Enrico Letta. En el último consejo ni se votó ni hubo decisiones definitivas, indican fuentes de la empresa.

A la espera de saber si ACS mueve ficha, se prevé que la CNMV dé un paso de manera inminente. A partir de entonces, en el plazo de diez días, el consejo de administración de Abertis tendrá que pronunciarse y decir si apoya o no la propuesta de la empresa controlada por la familia Benetton. No sólo la dirección dará su opinión, también cada uno de los consejeros. Será entonces cuando cada actor tendrá que retratarse.

Por ahora, uno de los factores que quitan 'ansiedad' al proceso de decisión es que la acción de Abertis se mantiene por encima de los 17 euros, la barrera que rebasó a mediados de septiembre. El mercado confía en que haya una contraopa y en que Atlantia tenga que revisar el precio al alza.

El futuro de Abertis está cargado de política desde el primer momento, por estar en sectores considerados estratégicos. Abertis no sólo es el principal operador de autopistas de peaje, también controla Hispasat, el gestor de los satélites de Defensa. Atlantia dio su brazo a torcer y, al hacer oficial su propuesta, prometió dejar en España la sede decisión y ceder el control de Hispasat. Sin embargo, en el futuro de Abertis, aún hay en juego tantos intereses políticos como estrictamente empresariales.

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