Los peritos de Benjumea contradicen a Citi y Santander: "Abengoa estaba bien"

  • El banco de EE UU se negó a rescatar la compañía tras sus cuentas de julio de 2015 y la entidad española calificó de "dramática" su situación
Felipe Benjumea, durante su declaración en el juicio del caso Abengoa
Felipe Benjumea, durante su declaración en el juicio del caso Abengoa

Tras conocer las cuentas de Abengoa del primer semestre de 2015, Citigroup, uno de los bancos de cabecera de esa compañía y el más importante del mundo en banca de inversión, decidió no embarcarse en su ampliación de capital. El primer banco de España, el Santander, calificó de "dramática" la situación de la multinacional energética en esas fechas, cuando el expresidente de la empresa, Felipe Benjumea, acudió a pedirle ayuda para que entrara en esa operación. Sin embargo, los dos principales acusados del caso Abengoa, Benjumea y, el exCEO Manuel Sánchez Ortega, han traído hoy al juicio por sus millonarias indemnizaciones a tres profesores de la Universidad Carlos III de Madrid y al presidente del Instituto de Censores de Cuentas de España (el colegio de auditores) que, al contrario de esos bancos, han coincidido en que la situación de la compañía cuando se produjeron esos cobros era "razonablemente buena" y "estable".

El primero en declarar ha sido Mario Alonso Ayala, el presidente de los auditores españoles y profesor de Contabilidad en la Universidad de Alcalá de Henares, propuesto por Sánchez Ortega. Alonso ha afirmado que, como empresa cotizada, la compañía estaba bajo "auditorías periódicas" y sometida a "los controles más altos posibles". Y ninguno de los análisis realizados sobre sus cuentas, según el experto, cuestionaba "la viabilidad de la empresa". El auditor se ha referido a magnitudes como la facturación , que subía, y la cartera de ingeniería, que, según el perito, garantizaría la facturación futura y era la más alta desde el ejercicio de 2010. También se ha referido al crecimiento "extraordinario" del EBITDA (resultado antes de impuestos y amortizaciones) que en 2015, crecía "a más del doble de 2014".

El perito ha analizado también al fondo de maniobra de la compañía -la posibilidad de hacer frente a sus obligaciones económicas a corto plazo- que había sido negativo durante los dos últimos ejercicios (2013 y 2014). Alonso ha negado que ese dato fuera un indicio de la falta de liquidez de Abengoa. También ha quitado importancia al comportamiento de su acción desde finales de 2014, cuando la agencia Fitch alertó sobre la deuda de la energética. Ese informe hizo que los títulos se desplomaran y solo se recuperaran en el primer semestre de 2015 hasta la mitad de la pérdida total. "Abengoa presenta un alto grado de volatilidad", ha dicho, sin embargo Alonso. "La Bolsa no es un indicador del estado de la compañía. Se mueve por parámetros incluso psicológicos", ha añadido. Solo ha concedido que las pérdidas sistemáticas de dos de sus participadas -Abengoa Bioenergía y Abengoa Solar- pudieran ser "un indicio de deterioro".

Estimaciones no son hechos reales

Tras el presidente de los auditores españoles, ha tocado el turno al catedrático de Derecho Tributario de la Universidad Carlos III, Juan Zornoza; el profesor titular de esa misma disciplina Andrés Báez y al catedrático de Contabilidad Juan Manuel García-Lara, los tres propuestos por Benjumea. Todos coincidieron con el anterior perito. La situación de la compañía en febrero de 2015, cuando Benjumea y Sánchez firmaron los contratos que les dieron derecho a sus resarcimientos al dejar la compañía "no era en absoluto preocupante". "Todas las agencias que se pronuncian sobre Abengoa en ese momento lo hace de modo positivo", ha afirmado Zornoza, que ha actuado como portavoz de sus compañeros.

El 31 de julio, la compañía presentó sus cuentas del primer semestre de 2015 que reflejaron una necesidad de liquidez de 700 millones de euros por los problemas de financiación de proyectos en Brasil, Chile y México. Esas cuentas, las que obligaron a la compañía a ampliar capital, fueron la condición suficiente que provocó la pérdida de confianza de Citigroup y Santander, según manifestaron sus representantes en el juicio en jornadas anteriores. Sin embargo sus consideraciones en cuanto a la falta de liquidez, según han mantenido hoy los peritos de Benjumea, solo eran "estimaciones de futuro sobre cómo iba a ir el negocio", "no hechos reales". "Solo eran previsiones", han insistido.

El 14 de septiembre de 2015 el Santander condiciona su apoyo a la ampliación de capital a la salida de Benjumea como presidente ejecutivo. Según su vicepresidente, Rodrigo Echenique, esa decisión se tomó al considerar que el mercado "había perdido la confianza en la gestión" de la compañía. Sin embargo para los peritos del antiguo primer ejecutivo de la compañía, en ese momento "Abengoa tenía capacidad de viabilidad". Una semana después, el 23 de septiembre, Santander, HSBC y Crédit Agricole aceptan finalmente asegurar la operación tras conseguir el cese de Benjumea pero con la condición de que la compañía aprobara una nueva línea de crédito por 165 millones de euros. Sin embargo, para los peritos de Benjumea, el hecho de que, finalmente, ese contrato de aseguramiento se firmara, seria "la prueba del nueve" de que Abengoa estaba estable, ya que esas entidades se comprometían a quedarse como accionistas en caso de no poder colocar las acciones.

Error de cálculo

Previamente a todos ellos ha declarado el perito de la acusación particular, Emiliano Montero, del Consejo General de Economistas. Montero, a diferencia de sus compañeros, ha fechado el inicio de los problemas financieros de la compañía en 2014 y ha asegurado que tanto Benjumea como Sánchez Ortega tenían que conocerlos. Para el experto propuesto por la acusación particular, ambos directivos tuvieron que conocer los malos resultados de las cuentas del primer semestre de 2015 al menos en "los tres o cuatro meses anteriores", es decir, antes de que ambos ejecutivos dejaran la compañía llevándose sus millonarias indemnizaciones. El economista ha situado el inicio del declive de la compañía en las pérdidas sostenidas de dos de sus filiales, Abengoa Bioenergía y Abengoa Solar, que se venían produciendo desde 2012. 

Montero, sin embargo, ha reconocido haberse equivocado con una de las cifras de su informe. El error ha sido aprovechado por los peritos de Sánchez y Benjumea para desacreditar su dictamen ante el tribunal. Al final, en una maniobra desesperada, todas las acusaciones -salvo el fiscal- han solicitado una prueba nueva, algo que se permite de manera muy excepcional en el transcurso de un juicio: que se llame a declarar como testigo a los otros dos cargos del Santander que mantuvieron negociaciones con la compañía. Tras una breve deliberación, el tribunal ha denegado su solicitud al considerar que podían haberlo planteado antes de que se iniciara el proceso.

Tras seis sesiones de juicio, la legalidad de los contratos que dieron lugar a las indemnizaciones de Sánchez Ortega y Benjumea parece haber quedado acreditada. Las últimas jornadas han girado en torno a la oportunidad de cobrarlas, es decir, a si las percibieron conociendo la supuesta mala situación en la que se encontraba Abengoa en ese momento. Solo dos meses después de la salida de Benjumea, la compañía tuvo que presentar el preconcurso de acreedores. Sólo queda el trámite de conclusiones, en el que las partes decidirán si modifican sus peticiones de cárcel para los acusados. Hoy, tanto estos últimos como sus letrados han abandonado el plenario con gesto optimista.

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