Sánchez Ortega asegura que se opuso a la cláusula por la que cobró 4,4 millones

  • El exCEO asegura que la situación de Abengoa al presentar su renuncia era buena. Siete meses después la compañía presentó el preconcurso de acreedores
Benjumea, Sánchez Ortega, Mercedes Gracia, Alicia Velarde y Antonio Fomieles
Benjumea, Sánchez Ortega, Mercedes Gracia, Alicia Velarde y Antonio Fomieles
EFE

El cobro por parte del ex consejero delegado de Abengoa, Manuel Sánchez Ortega, de 4,4 millones de euros tras su renuncia al cargo fue una imposición de la multinacional energética que el ejecutivo intentó, sin éxito, no firmar. Sánchez Ortega, el primero de los acusados en declarar en el juicio por su indemnización y la de su expresidente Felipe Benjumea -acusados de administración desleal- a escasos meses de que entrara en preconcurso de acreedores, ha asegurado ante el tribunal que esa cláusula de su contrato “no le satisfacía” porque le obligaba a no trabajar en el sector en el que lo había hecho durante los últimos 25 años. Sánchez Ortega ha asegurado además que, al presentar su renuncia, “la empresa iba bien”. Siete meses después, solicitó su preconcurso en un juzgado de Sevilla.

Sánchez Ortega ha declarado a preguntas del fiscal, José Perals, que el contrato que firmó con Abengoa el 23 de febrero de 2015 y en el que se incluía el cobro de 4,4 millones a cambio de no competir en el sector durante dos años si renunciaba a sus cargo, se redactó por imperativo legal, es decir, por la reforma de la Ley de Sociedades de Capital que exigía un contrato mercantil con los consejero ejecutivos de las compañías cotizadas. El ex consejero delegado ha asegurado que, tras recibir el borrador de ese acuerdo, hizo saber a la compañía que prefería no firmarlo. “Me dijeron que era imposible, que la ley había entrado en vigor”.

A sucesivas preguntas del fiscal, Sánchez Ortega ha explicado que la inclusión de esa cláusula era una “práctica habitual” de la empresa que ya se había hecho con algunos otros directivos, porque “se estaba invirtiendo mucho en I+D”. Cuando Perals le ha preguntado qué significaba en concreto esa cláusula, el exejecutivo de Abengoa ha contestado: “Impedirme realizar mi actividad en el sector donde había trabajado durante 25 años, era una cláusula que no me satisfacía porque solo era a beneficio de la compañía”.

Sánchez Ortega cesó como CEO por su propia renuncia cuatro meses después de firmar ese contrato. Pero no se desvincula completamente de Abengoa, sino que firma un nuevo contrato por el que se compromete a asesorar a su sucesor con el mismo salario que venía cobrando (1.086.000 euros anuales), así como su posterior destino a un puesto en el consejo asesor de la compañía con un salario muy inferior (160.000 euros). El exdirectivo ha asegurado que el asesoramiento al nuevo consejero delegado solo duró un mes y que, tras ello, su nueva compañía, el fondo de inversión Blackrock, le impidió formar parte de ese consejo asesor.

Abengoa presentó el preconcurso de acreedores el 25 de noviembre de 2015, solo siete meses después de que Sánchez Ortega dejara la compañía y cobrara su indemnización. Sin embargo, el antiguo CEO de la multinacional ha asegurado que, en el momento de su renuncia, la situación de la compañía era buena. “Todos los datos objetivos de la marcha de la empresa a 20 de abril de 2015 eran concluyentes”, ha señalado Sánchez Ortega. “Las ventas crecían al 1,2%, la cartera de contratación al 8%, el EBITDA al 20,2%…”. “A 30 de abril, el fondo de maniobra de Abengoa era de más 1.000 millones de euros. No ha habido reformulación de cuentas desde entonces y son la realidad que tenía la empresa cuando yo presenté mi decisión”, ha añadido.

El exCEO ha seguido dando datos que, a su juicio, demostrarían la buena salud de la empresa en ese momento. “Se cerraron más de 6.000 millones de financiación, lo que fue una prueba de confianza del sector bancario; los informes de auditoría de los dos primeros trimestres de 2015 se aprobaron sin ninguna salvedad; dos reguladores [el español y el de EE UU] no cuestionaban sus cuentas”, ha añadido. “Todos los datos que tenía es que la compañía se encontraba en absoluto estado de normalidad”.

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