En el feudo de Bashar al Asad, los habitantes lamentan la retirada de los rusos

En la ciudad costera de Latakia, feudo del régimen sirio, los habitantes aseguran que echarán de menos el ruido familiar de los aviones rusos después que Moscú iniciara una retirada parcial de sus fuerzas en Siria.

Cerca de esta ciudad, los rusos tienen una base aérea desde la cual bombardean desde finales de septiembre a grupos rebeldes hostiles al gobierno de Bashar al Asad.

Pero cuando Jaled, un comerciante de la ciudad, escuchó que Vladimir Putin había anunciado la retirada parcial del contingente ruso, estaba deshecho. "No queremos que se vayan", dijo a la AFP.

Para este vendedor de souvenirs, de unos treinta años, igual que para otros habitantes de Latakia, la retirada de los rusos que comenzó el martes es un golpe duro.

No sólo porque el apoyo aéreo de Moscú permitió a las fuerzas progubernamentales recuperar la iniciativa sino también porque la presencia de miles de soldados rusos fue benéfica para los negocios.

Jaled explica que sus "amigos rusos", que frecuentaban su tienda de souvenirs, vinieron a despedirse esta semana.

"Con sus aviones sobre nuestras cabezas, nos sentíamos seguros", dijo. "No sé lo que nos depara el futuro, estoy realmente asustado, espero que Dios proteja a nuestro país".

En la tienda en la que Muin Kaju prepara bocadillos orientales, los carteles de Putin acompañan a los de Hafez Al Asad, padre de Bashar, cuya familia dirige Siria con mano de hierro desde hace medio siglo.

Durante seis meses, el pequeño restaurante de Muin rebosaba "de soldados rusos que querían probar nuestros 'chawarmas'". "Su retirada afectará sin duda la actividad económica" de la ciudad, lamenta, y también está preocupado por el impacto de esta retirada en la guerra.

"Es un golpe duro porque los rusos lanzaron varias operaciones militares y lograron victorias rápidas", sobre todo en las provincias de Latakia (oeste), Alepo (norte) y Dera (sur), añade.

Alaa al Sayed, un estudiante de 22 años, comparte la opinión de Muin. No entiende las razones por las que los rusos decidieron retirarse cuando estaban "en su mejor momento".

"Temo que el ejército comience a perder terreno ahora porque las victorias más grandes fueron logradas gracias al apoyo de los rusos", explica a la AFP.

Sin embargo, la retirada de los rusos es parcial y Moscú anunció el viernes que está apoyando la ofensiva del régimen para "liberar" la ciudad de Palmira (centro) de las manos del grupo Estado Islámico, con entre "20 a 25 ataques aéreos por día".

En el barrio de Dahiya Tishreen, Tarek Chaabo se muestra optimista. "Rusia no nos abandonará", asegura este hombre, dueño del café "Moscú". "Los rusos tenían un calendario para su operación militar en Siria, terminaron su misión y se van", resume, convencido de que la intervención de Moscú cambió la situación en favor del régimen de forma definitiva.

En su opinión, los rusos "han destruido la capacidad militar, económica y humana de los grupos armados" de la oposición".

Moscú "nos sigue apoyando, simplemente ahora lo hará con un enfoque político", en lugar de militar, para salir de una guerra que en cinco años ha dejado más de 270.000 muertos y obligado a millones de sirios a abandonar sus hogares.

"Y si fallan los esfuerzos políticos, los rusos de todos modos allanaron el camino para el ejército sirio", afirma Tarek.

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