Los hechos ocurrieron las 17.45 horas, cuando el condenado, con ánimo de obtener un ilícito beneficio, se presentó en un comercio de la Gran Vía de Bilbao portando en su mano un cuchillo para reforzar el temor de la empleada.
El asaltante llevaba puesto, entre sus prendas de vestir, un gorro cubriendo su cabeza y un buff que cubría la mitad del rostro, todo ello con la finalidad de evitar ser reconocido físicamente.
El acusado se dirigió a la empleada de la tienda gritando y pidiéndole que se metiera en el baño, al tiempo que exhibía el arma. En ese momento, una señora que pasaba por la calle gritó que iba a llamar a la Policía y el acusado huyó del lugar sin lograr su propósito de cometer el robo.
En el momento de los hechos el acusado presentaba trastorno por abuso y dependencia de cocaína y heroína, lo que alteraba levemente sus capacidades cognitivas y volitivas.
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