Condena en México de un siglo de cárcel por ahogar a su hijastra en una piscina

  • Las cámaras del Turotel de Morelia grabaron cómo el individuo sumergía una y otra vez a la pequeña de solo tres años.

    Desde que entró en prisión en Morelia, el condenado ha tenido que solicitar diversas medidas de protección frente a las agresiones del resto de reclusos.

Condena en México de un siglo de cárcel por ahogar a su hijastra en una piscina
Condena en México de un siglo de cárcel por ahogar a su hijastra en una piscina
M.G.

La violencia puede llegar a ser pornográfica, tanto como para quebrar su confianza en el ser humano. Y en la sociedad mexicana siguen indignados con el vídeo que logró que José David N. haya sido condenado a 100 años de cárcel por matar a su hijastra de 3 años ahogándola en una piscina.

Las cámaras del hotel Turotel de Morelia grabaron cómo el individuo sumergía una y otra vez a la pequeña, que aunque no murió en la piscina terminó falleciendo poco después de salir del agua por el líquido que había encharcado sus pulmones. La autopsia reveló después que la niña había muerto por asfixia mecánica por sumersión.

A la jueza Ana Lilia García Cardona no le cupo duda de la culpabilidad de José David N, tras revisar las imágenes en las que veía cada una de las veces que el individuo la arrojo y sumergió a la pequeña entre las 09:44 y las 12:15 horas del 12 de agosto de 2015.Una tortura inhumana

En la sentencia ya se detalló, segundo a segundo, cómo la arrojó y sumergió, cómo la arrastró del cabello bajo el agua o cómo la colocó bajo su cuerpo y atravesó nadando la piscina y aunque él salió a tomar aire no se lo permitió a la niña. 

La madre de la pequeña, a pesar de ser enfermera, no fue consciente de que su hija agonizaba tras el maltrato sufrido y solamente cuando murió buscó ayuda médica, aunque ya no fue posible reanimarla.

Ahora, tras salir a la luz el brutal vídeo que sabemos que terminó con la muerte de la pequeña, también se ha conocido la petición que hizo el condenado de medidas de protección en el interior del penal donde se encuentra.

"Desde que llegué a Morelia no han parado los golpes, mi cuerpo ya no resiste", se queja el condenado, al que no le dolió ahogar, una y otra vez, a la pequeña inocente.

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