David Cameron, el dirigente desapasionado que sacó a su país de la UE

El conservador David Cameron quedará en la Historia como el primer ministro británico que provocó la salida de su país de la Unión Europea, cuando en realidad quería mantenerlo en el bloque.

Cameron anunció en 2013, dos años antes de las elecciones legislativas, la arriesgada consulta sobre una cuestión que tradicionalmente desgarró a su partido. Ahora ha perdido su apuesta, su credibilidad y su cargo de primer ministro.

Asumiendo sus responsabilidades, anunció su dimisión al día siguiente del referendo del 23 de junio. La renuncia será efectiva este miércoles, cuando la presente a la reina Isabel para acto seguido pasarle el relevo a su ministra del Interior Theresa May, única candidata en liza para sucederlo.

Durante meses, Cameron, primer ministro desde 2010, hizo campaña a favor del mantenimiento del Reino Unido en la UE, y no dejó de predecir lo peor en caso de triunfar el Brexit. Sin embargo, en sus orígenes, el dirigente conservador era un euroescéptico.

"Un euroescéptico pragmático", matiza Peter Snowdon, coautor de un libro sobre sus primeros años al frente del Partido Conservador, "Cameron at 10".

"No es ni Edward Heath (eurófilo) ni Margaret Thatcher (eurófoba). Es mucho más pragmático; de ahí su dificultad para convencer a los euroescépticos", estima el biógrafo.

Hijo de una adinerada familia, Cameron, de 49 años y padre de tres hijos, nunca despertó pasiones en su partido ni entre sus electores.

"Es educado pero no es un intelectual, decidido pero no dominador, gentleman pero no un snob (...) creyente sin serlo demasiado. La gente de su especie tiene muchos límites -falta de originalidad y de pasión, tentación de autosatisfacción- lo que no quita que antaño dominaron el mundo", resumía lapidariamente el periodista y biógrafo Charles Moore.

En ese sentido, la carrera de Cameron es lineal: formación en el exclusivo colegio de Eton, frecuentado por su rival Boris Johnson, partidario del Brexit, estudios en Oxford y entrada en política, donde llegó a la cabeza del Partido Conservador hace once años.

Desde ese momento, el dirigente se propuso modernizar a esta vieja formación, y poner fin a sus dolorosos debates sobre Europa. La idea del referendo la tuvo en pleno ascenso del partido populista y anti-UE UKIP antes de las elecciones europeas de 2014, y con la vista puesta claramente en las legislativas de 2015, donde renovó el cargo gracias a su victoria por mayoría absoluta.

Además de las legislativas, Cameron se anotó otra victoria en el referendo de Escocia de septiembre de 2014, donde perdió la opción independentista. Una espiral de éxitos que ha terminado brutalmente con el referendo sobre la UE.

David Cameron puede presumir de dejar en herencia una economía dinámica, en crecimiento y con una tasa baja de desempleo (5% a fines de abril).

Sin embargo, sus políticas de austeridad también han creado precariedad, y el tratamiento infligido a los más vulnerables causó repulsa incluso en la cámara de los Lores y en las filas de su partido, lo que lo obligó a suavizar algunas medidas.

También bajo su liderazgo, el Partido Conservador aceptó el matrimonio homosexual en 2014, un logro que reivindica con orgullo.

Su caída coincide con la publicación de un duro informe parlamentario sobre la forma en que el ex primer ministro laborista Tony Blair lanzó en 2003 a su país en la guerra de Irak.

A diferencia de Blair, David Cameron nunca se ha agarrado al poder, y anunció que no se presentaría a las próximas elecciones en 2020, haciendo valer que hay otras cosas aparte de la política, empezando por su familia.

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