"No nos rendiremos en nuestra lucha contra el terror", ha subrayado Erdogan, en una contundente declaración ante los periodistas. Junto al presidente, también han acudido a rendir homenaje a los agentes fallecidos las principales autoridades del Gobierno.
Al menos 38 personas perdieron la vida el sábado por una doble explosión junto al estadio del Besiktas en Estambul. Además, 155 personas resultaron heridas, según el balance oficial, que identifica como policías a la mayoría de las víctimas mortales.
El ministro del Interior, Suleyman Soylu, también ha advertido desde el funeral que, "antes o después", Turquía se cobrará su "venganza". "Esta sangre no se quedará en el suelo, no importa el precio que haya que pagar", ha asegurado, según la agencia Reuters.
Diversas voces del Gobierno han atribuido el ataque al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), si bien ningún grupo ha reivindicado formalmente la autoría. Para el primer ministro, Binali Yildirim, que ha visitado a los heridos, "no hay duda" de que el PKK es quien está detrás.
Las autoridades han detenido a 13 personas por su presunta relación con el último ataque, aunque no han aclarado si se trata de supuestos miembros del PKK. Fuentes de los servicios de Inteligencia citadas por el periódico 'Daily Sabah' han asegurado que uno de los terroristas siuicidas entró en el país desde una zona siria controlada por las Unidades de Protección Popular (YPG) kurdas.
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