Mariano Rajoy, un superviviente tenaz

Criticado por su falta de carisma, Mariano Rajoy, que pugna por recuperar la confianza de los españoles y permanecer al frente del gobierno, da muestras de una tenacidad notable a la hora de superar obstáculos.

Alto, con barba gris y gafas de montura fina, el conservador se presenta a sus 61 años como abanderado de la estabilidad frente a sus rivales más jóvenes e inexpertos.

"En la política hay gente muy capaz con muchos años e incapaz con muy pocos", aseguraba a principios de junio en ante un foro de empresarios.

Escogido líder del Partido Popular (PP) en 2004, sobrevivió a dos derrotas electorales antes de llegar al poder en 2011 con mayoría absoluta gracias a un electorado furioso por la gestión de la crisis económica por parte del gobierno socialista.

Cuando perdió esta mayoría en las legislativas de diciembre y se encontró sin aliados para seguir gobernando, fueron muchos -incluso de su partido- quienes le reclamaron apartarse para que España saliera de la parálisis política.

Pero él se decantó por permanecer inmutable mientras los otros partidos fracasaban en su intento de formar gobierno y se tuvieron que convocar nuevas elecciones.

Los sondeos le pronostican de nuevo una victoria ajustada aunque esta vez cuenta con que las divisiones entre sus adversarios le permitan dirigir un gobierno en minoría tras las elecciones del domingo.

Además tiene la garantía de que no existe rival ni delfín en el PP, al que dirige sin oposición tras haber sofocado varias revueltas internas años atrás.

Los numerosos escándalos de corrupción que carcomen su partido desde hace años no parecen quitarle el sueño. Asegura con aplomo que son casos particulares de los que no sabía nada.

Cuando en los últimos días de campaña, unas grabaciones revelaron que su ministro del Interior trató de desacreditar a los independentistas catalanes con investigaciones policiales, calificó el asunto de "broma" y rechazó su dimisión.

"Lo único que parece demostrado es que venga lo que venga, Rajoy, sobrevivirá", opina el politólogo Antón Losada en su libro "Código Mariano" en 2014.

Rajoy se vanagloria de haber sacado el país de la crisis evitando el rescate que habría dejado la economía española en manos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de aplicar impopulares medidas de austeridad.

Actualmente, la economía crece a un ritmo anual del 3,4% y el desempleo retrocede, aunque permanece por encima del 20%.

Sus adversarios le recuerdan que la mayoría de los nuevos empleos son temporales y mal pagados pero él insiste en que el único camino para mejorar es mantener sus políticas.

"No soy una persona que cambie de opinión", dice, alimentando su imagen de líder inmovilista. Aunque, en ocasiones, sabe actuar en el momento justo.

En 2015, año electoral, bajó el impuesto sobre la renta y las sociedades, frenando brutalmente la reducción del déficit público prometido a Bruselas. "España de hecho ha vivido una suerte de paréntesis en la austeridad", señala el economista del partido de izquierda radical Podemos, Nacho Álvarez.

Hijo y nieto de juristas, Rajoy nació el 27 de marzo de 1955 en Santiago de Compostela, en la conservadora región de Galicia, en la costa atlántica.

Tras estudiar en una escuela jesuita y graduarse en derecho, se afilió a Alianza Popular, fundado por Manuel Fraga, exministro de la dictadura de Francisco Franco, que acabaría convirtiéndose en el Partido Popular.

Con 26 años fue escogido diputado regional y a partir de entonces llegó a ser ministro en cinco ocasiones y se convirtió en hombre de confianza de José María Aznar, jefe del gobierno entre 1996 y 2004, que lo designó sucesor.

Casado tardíamente y padre de dos niños, este aficionado del ciclismo y del Real Madrid sólo se emociona abiertamente durante los partidos de fútbol.

Únicamente Pedro Sánchez, el líder de la oposición socialista, lo hizo salir de sus casillas durante un debate cuando dudó de su decencia. "Miserable", le respondió Rajoy hasta seis veces. "Soy un político honesto".

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