Partido islamista marroquí envuelto en escándalos en vísperas de legislativas

Cuestiones de moral sexual, tráfico de drogas... Los "escándalos" que salpican a los responsables del movimiento islamista se multiplican al acercarse las elecciones legislativas de octubre en Marruecos, provocando tanto ironía como polémicas y teorías del complot.

El domingo, el sitio en línea privado Al Ahdath revelaba con grandes detalles cómo dos responsables del ala religiosa del Partido Justicia y Desarrollo (PDJ), que lidera el gobierno de coalición desde fines de 2011, fueron detenidos por la policía al sur de Rabat "en una postura sexual".

Omar Benhamad, de 63 años, y Fátima Nejar, de 62, fueron arrestados de mañana temprano cuando se encontraban dentro de un automóvil estacionado en una playa.

A pesar de estar muy bien informado, Al Ahdath no reveló a sus lectores la naturaleza exacta de la "postura" en cuestión. En su defensa, la pareja mencionada argumentó estar vinculados por un matrimonio religioso "tradicional", según el diario internauta.

Luciendo su abundante barba de predicador, el universitario Omar Benhamad, y Fátima Nejar, siempre cubierta por un amplio velo, y conocida por sus diatribas "contra la tentación y el vicio", eran personalidades de pimera línea del movimiento islamista PJD.

En un primer momento "suspendidos" por su organización, la "hermana" Fátima presentó su renuncia y Benhamad fue expulsado.

A un mes y medio de las legislativas del 7 de octubre, que se perfilan particularmente disputadas, este caso armó mucho revuelo en Marruecos. Evidentemente, también ha sido una especie de regalo para los rivales políticos del PJD, en particular para los liberales del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM).

Después de pasar años en la oposiciónn, el PJD logró un éxito histórico en las elecciones de fines de 2011, en la estela de la Primavera árabe y sacando beneficio de las manifestaciones contestatarias en las calles de Marruecos.

Es un "duro golpe para el islam político representado por el PJD", se congratula en su portada el diario Akhir Saa (cercano al PAM), al tiempo que se indigna por el "récord" de escándalos alcanzado por el gobierno de "hermandad musulmana" del PJD.

Para el sitio Le360, próximo al entorno de la Casa Real real marroquí, este caso es "la cereza del pastel": los islamistas "se erigen en guardianes de la moral y de las buenas costumbres y al mismo tiempo no son para nada irreprochables".

Al menos tres historias de este tipo han alimentado la crónica en los últimos meses: una mujer que denunció por acoso sexual a un candidato del PJD cerca de Marrakech a fines de 2015, la detención a fines de julio de este año de un responsable del partido en Safi (suroeste) en posesión de tres toneladas de cannabis, y las acusaciones de delito de tráfico de influencias contra el presidente de una región del sureste, sospechoso de haberse apoderado de 200 hectáreas de tierras para uso agrícola.

Para Al Ahdath, este nuevo caso ha sido "una dura lección" para un "movimiento que dice de quienes participan en festivales que son crápulas, que aquellos que salen por las noches son obscenos y que los hombres y mujeres que se juntan entre ellos irán al infierno".

"Haz lo que yo digo no lo que yo hago", ironizaba por su parte el Huffington Post Marruecos, denunciando "la obsesión y la neurosis" islamista sobre las relaciones hombre-mujer, que finalmente no es otra cosa que una "suma de hipocresía y frustraciones".

Evidentemente avergonzado, el PJD por el momento mantiene un perfil bajo. Ahmed Raisuni, su principal ideólogo, denunció una "maquinación policial", y la explotación por parte de la policía de "la actitud de esas dos personas un 'poco demasiado' impacientes por casarse legalmente".

Pero los partidarios del PJD ven aún más lejos y esgrimen la tesis de un complot político, último episodio de una "guerra" de trincheras contra su movimiento, a su parecer.

"La fuente de esta agresión contra el partido hoy en día son los componentes de aquello que llamo el Estado profundo (...) que acosan" al proceso democrático, afirmó a la AFP el diputado del PJD Abdelaziz Aftati, citando a ciertos "gobernadores".

Para Abdelaziz Nuidi, abogado y personalidad de la izquierda, se trata de un "acoso electoral contra el PJD".

"Grupos dominantes en el mundo económico y de la administración no ven con buenos ojos la presencia de este partido en el gobierno, puesto que sus intereses están amenazados: rentas, apoyos administrativos, puestos, facilidades y otros...", estima por su parte el sociólogo Mohamed Enaji. Todo esto huele a "maquinación y golpes bajos", juzga en su página en Facebook.

Las autoridades anunciaron el lunes la prohibición de realizar cualquier encuesta al acercarse las elecciones legislativas.

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