Urdangarin, Cristina, Rajoy… la implacable Justicia da otro día histórico

  • En España nos gusta el tremendismo más que a un tonto un lápiz, y lo practicamos en todas sus vertientes. Cualquier escarnio nos parece poco y cuanta más caña (a veces incluso con obscena saña), mucho mejor.

     Aquí, en este país de panderetas afiladas, no importa tanto descubrir la verdad, como machacar al contrario.

Rajoy recalca que "jamás" conoció ninguna financiación ilegal y que su responsabilidad era "política"
Rajoy recalca que "jamás" conoció ninguna financiación ilegal y que su responsabilidad era "política"
EUROPA PRESS
José Luis Roig / @joseluisroig

Para tener en España una Justicia supuestamente subyugada por los poderes fácticos no está nada mal que se hayan sentado a declarar ante un tribunal la hija del Rey, el yerno del Rey y ahora el presidente del Gobierno de la nación. En España nos gusta el tremendismo más que a un tonto un lápiz, y lo practicamos en todas sus vertientes. Cualquier escarnio nos parece poco y cuanta más caña (a veces incluso con obscena saña), mucho mejor. Aquí, en este país de panderetas afiladas, no importa tanto descubrir la verdad, como machacar al contrario.

Pongamos un par de ejemplos de ese tremendismo visceral que casi siempre se traduce en una falta de respeto por las instituciones y por la verdad. Nadie se creía que la infanta Cristina se fuera a sentar ante un tribunal de Justicia. Tampoco nadie daba un euro porque Mariano Rajoy testificara de manera presencial y no por escrito o en videoconferencia. Ahora que ambos hechos se han producido al revés de lo que vaticinaban los tremendistas,  hay que buscar una nueva línea para especular e injuriar. Todo, menos confiar en las instituciones. Cuando oigo que alguien dice que el Gobierno del PP tiene controlada la Justicia me entran escalofríos de risa. El PP presiona e influye, como hacen todos los partidos y todos los poderes, pero de control real nada. Ya les gustaría a ellos.

La presencia de Rajoy como testigo ante el Tribunal se puede analizar de dos maneras. Una, como un acto de normalidad democrática. Aunque en España sea la primera vez que un presidente declara ante un juez, hay precedentes de otros primeros ministros europeos –Cameron, Jospin, etc.- haciendo lo propio. Es normal pero a la vez es un hecho histórico. Algunos dirán que son cosas de un Estado de derecho donde brilla la separación de poderes y la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Quizá suene rimbombante pero al menos eso parece.

Sin embargo, también existe la posibilidad de ver el interrogatorio a Rajoy como un absoluto desastre para la imagen del PP y del presidente del Gobierno. A pesar de que el político gallego ha resistido con entereza el interrogatorio de los abogados, y de que algunos letrados de la acusación le tenían más que ganas, inquina. Es decir, más que ganas de saber la verdad, mostraban deseos de machacar al célebre testigo (y en algunos casos rival político) porque aunque estemos en un Juicio, lo que les importa a muchos son sus prejuicios.

Como es el caso de Mariano Benítez de Lugo, abogado penalista del PSOE, que no pierde ocasión para incriminar a todo político que se mueve por la derecha, y más si es una pieza codiciada como Rajoy. Su gran vinculación al PSOE ha influido a la hora de preguntar, mucho más que la circunstancia anecdótica de que sea padre del candidato de Podemos al Senado por Ciudad Real. Aunque quizá lo que más ha influido en él, y en otros abogados presentes en la sala, que han utilizado en sus interrogatorios un tono inquisitorial, y que han buscado el rifirrafe personal con el testigo, sea que el juicio se retransmitiera por televisión. La bastarda gloria mediática seduce tanto como los lápices de colores.

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