En opinión de UGT, estos datos deben interpretarse atendiendo a tres circunstancias: En primer lugar, que el descenso del paro de este mes no puede disociarse de la destrucción de empleo que reflejan las cifras de afiliación.
La importante pérdida de ocupados del sector agrario no se ha visto compensada por la generación de empleo en ningún otro sector, "lo que nos lleva a atribuir la bajada del paro, principalmente, a la pérdida de activos que viene padeciendo nuestro mercado laboral", bien porque salen de nuestro territorio en busca de mejores oportunidades, bien porque desanimados por no encontrar un empleo pasan a otras situaciones o no renuevan como parados en los Servicios Públicos de Empleo.
En segundo lugar, que incluso en un mes como el de junio, en el que da comienzo la temporada estival, la creación de empleo está perdiendo fuelle, de manera tal que las empresas van a afrontarla prácticamente con las mismas plantillas o a retrasar al máximo los refuerzos de personal.
Y, en tercer lugar, que junto a esa contención que se observa en la contratación, "la precariedad es la nota característica principal del empleo de esta época del año", expone el sindicato en comunicado de prensa.
En mayo, coincidiendo con la Semana Santa, el número de contratos aumentó en 13.152; en junio, sólo en 1.983; un exiguo saldo positivo al que, además, solo contribuyó la contratación temporal puesto que la indefinida se contrajo un 15,4%.
Por todo ello, UGT se muestra preocupado por el hecho de que "nuestro mercado de trabajo se encuentre tan condicionado por actividades estacionales de escaso valor añadido puesto que ello determina una demanda de empleo coyuntural, volátil y de muy baja calidad".
Si a ello sumamos la degradación generalizada de las condiciones de trabajo y de los salarios propiciada por las reformas laborales, sobre todo la de 2012, "nos encontramos con que se trata de un crecimiento del empleo, que, ni consigue elevar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias ni combatir la desigualdad".
Los recortes en servicios y prestaciones públicas que comenzaron en mayo de 2010 y que aún no se han revertido, a pesar de que el actual Gobierno lleve ya dos años celebrando la recuperación económica, "ensanchan la brecha que cada vez más, separa a los que más y menos tienen".
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