Berlín y Londres retrasan el acuerdo sobre el supervisor bancario europeo

  • Las marcadas reticencias de Alemania y Reino Unido impidieron hoy que la Unión Europea (UE) lograra un acuerdo sobre el futuro supervisor bancario único para la zona del euro, una decisión que se pospone a la reunión extraordinaria de ministros de Economía convocada para el 12 de diciembre.

Bruselas, 4 dic.- Las marcadas reticencias de Alemania y Reino Unido impidieron hoy que la Unión Europea (UE) lograra un acuerdo sobre el futuro supervisor bancario único para la zona del euro, una decisión que se pospone a la reunión extraordinaria de ministros de Economía convocada para el 12 de diciembre.

Los ministros de Finanzas y Economía de los Veintisiete no lograron superar sus diferencias, pese a la insistencia de varios países, como España, sobre la necesidad de cumplir con el calendario acordado por los líderes europeos, que exige un consenso antes del próximo primero de enero.

"Podemos encontrar una solución, pero es importante que, ya que se trata de una tarea importante, la calidad esté por delante del calendario", aseguró el ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, durante su intervención en el debate público.

Schäuble advirtió de que un acuerdo es "muy difícil" si amplía el alcance del control del supervisor bancario único a todos los bancos europeos, ya que Alemania insiste en dejar al margen a sus entidades regionales.

"Nadie cree que vaya a funcionar. Ninguna institución europea será capaz de supervisar los 6.000 bancos de Europa", afirmó.

El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Vítor Manuel Ribeiro Constancio, también consideró que es necesario limitar a un número "razonable" los bancos que pasen a ser controlados por Fráncfort una vez que asuma la función de supervisor bancario único.

Por contra, Francia, España y Portugal respaldaron la postura de la Comisión Europea (CE), que defiende que el supervisor cubra al mayor número de bancos posible, aunque mostraron flexibilidad para lograr un acuerdo.

El comisario europeo de Mercado Interior, Michael Barnier, indicó que, en cualquier caso, es necesario asegurar que "todos los bancos sistémicos están sometidos a la supervisión".

Los ministros de Finanzas francés, Pierre Moscovici, y de Economía español, Luis de Guindos, advirtieron que los bancos pequeños también han contribuido a la actual crisis financiera, pero se mostraron abiertos a negociar.

De Guindos señaló en una conferencia de prensa que la solución podría pasar por ampliar de manera gradual el alcance de la supervisión única, empezando por los bancos de mayor tamaño.

Los Veintisiete estudian eximir de la supervisión directa del BCE a ciertas entidades de menor tamaño, aunque aún queda por acordar dónde se establecerá el límite, para lo que se contempla que sus activos se sitúen en una horquilla de entre 2.000 a 60.000 millones de euros, según De Guindos.

Por su parte, Reino Unido mostró su preocupación por el sistema de toma de decisiones del supervisor bancario, ya que consideró que los países que se mantengan fuera del mecanismo corren el riesgo de quedar marginados si los países participantes forman un bloque común, especialmente en la Autoridad Bancaria Europea (ABE), que decide por mayoría cualificada actualmente.

Londres apostó por un sistema de doble votación para compensar a los países que no se acojan a la supervisión, de manera que sea necesario conseguir el respaldo por mayoría simple de los países no participantes y de los que sí participan, además de la mencionada mayoría cualificada.

Es decir, si una mayoría simple de países no participantes es contraria a una decisión, podrían bloquearla pese a que en el consejo de supervisión de la ABE -en el que participan los Veintisiete- se lograra una mayoría cualificada, una idea que rechazan varios países, entre ellos Alemania y Francia.

La UE tendrá que encontrar también una solución sobre cómo integrar a los países que no forman parte del euro, pero que deseen participar en la supervisión bancaria única en "igualdad de condiciones", como exigen Suecia y Dinamarca, pese a las trabas legales existentes.

Otras cuestiones que dividen a los Veintisiete son la separación entre las tareas de política monetaria y de la supervisión del BCE, así como el calendario para la asunción de competencias supervisoras por parte de Fráncfort.

Pese a las diferencias mostradas hoy, Barnier consideró posible alcanzar un acuerdo sobre el supervisor único en el plazo fijado, un objetivo defendido por países como España, Italia, Francia, Portugal y Bélgica, y del que depende también la puesta en marcha de la recapitalización directa de la banca. EFECOM

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