Cae una banda que robaba comercios y viviendas de alicante y murcia


La Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado un grupo organizado responsable de 26 robos cometidos. Principalmente, en establecimientos comerciales y también, en menor medida, en domicilios del sur de la provincia de Alicante y del norte de la región de Murcia.
Según informaron ambos cuerpos de seguridad, en total han sido detenidas 12 personas -en Orihuela, Elche, Carral, Cox, La Aljorra y Granja de Rocamora- y se han realizado seis registros domiciliarios. A los arrestados se les imputan delitos de lesiones, falsificación de documento público, detención ilegal, tenencia ilícita de armas y pertenencia a organización criminal.
Entre los detenidos se encuentran los responsables de los asaltos; los receptadores de los objetos sustraídos; y los encargados de dar salida a esos objetos en el mercado ilegal, tanto a nivel nacional como hacia el extranjero. También han sido desmantelado, en la localidad alicantina de Cox, un taller mecánico en el que se falsificaban y retroquelaban las matrículas de vehículos robados para su posterior venta ilegal y en otros casos para la utilización de los mismos en otros asaltos.
Además se han hallado tres zulos donde guardaban las armas y herramientas que empleaban en los atracos y se han intervenido 250.000 euros en efectivo, joyas y teléfonos móviles, entre otros efectos.
CON PASAMONTAÑAS
La investigación empezó en el año 2013, cuando agentes de la Guardia Civil detectaron varios robos en Alicante -en la comarca de la Vega Baja y Crevillente- y en la provincia de Murcia. Tras las primeras pesquisas sobre la autoría de los atracos, averiguaron que se trataba de una banda formada por un grupo de cerca de 10 personas.
Posteriormente se coordinaron las actuaciones con los datos obtenidos por la Policía Nacional en relación a diversos asaltos cometidos en su demarcación, presuntamente cometidos por el mismo grupo.
El modus operandi era muy similar en todos los atracos que realizaron. Actuaban de madrugada, ataviados con pasamontañas y guantes, y, en la mayoría de los casos, sustraían previamente un vehículo que utilizaban para cargar los efectos sustraídos y huir del lugar de los hechos, abandonándolo una vez cometido el delito.
Normalmente, los asaltantes atracaban negocios de hostelería provistos de armas y otros objetos contundentes, con los que intimidaban a los trabajadores en el caso de que se encontrasen en el lugar en el momento del robo.

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