Camps defiende su inocencia y acalla a quienes creían que asumirá su culpa

  • Francisco Camps ha sucumbido finalmente a la presión que durante más de dos años ha pesado sobre él por su implicación en el caso Gürtel y ha dimitido como president de la Generalitat, aunque se va enarbolando la bandera de la inocencia, a la que algunos, en estos últimos días, creían que iba a renunciar.

Cristina Ramón

Valencia, 20 jul.- Francisco Camps ha sucumbido finalmente a la presión que durante más de dos años ha pesado sobre él por su implicación en el caso Gürtel y ha dimitido como president de la Generalitat, aunque se va enarbolando la bandera de la inocencia, a la que algunos, en estos últimos días, creían que iba a renunciar.

Camps lo ha dicho alto y claro durante los cerca de quince minutos que ha durado su comparecencia: "Soy inocente, completamente inocente de las barbaridades que en estos años se han dicho de mí", desechando cualquier posibilidad de asumir que las empresas de la trama Gürtel le hicieron regalos, el ya famoso delito de cohecho pasivo impropio por el que será juzgado.

Rodeado de los miembros de su gobierno, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, el diputado del PP por Alicante Federico Trillo y sus más íntimos colaboradores, el president ha anunciado en una emotiva intervención que se iba, que se "sacrificaba" por su partido, por los valencianos y por España.

Se acaban así las especulaciones de los últimos días que indicaban que Camps iba a asumir el delito de cohecho pasivo y seguir al frente de la Generalitat, y que hoy se han acrecentado después de que el exvicepresidente del Consell Víctor Campos y el exjefe de gabinete de la Conselleria de Turismo Rafael Betoret, también implicados en la causa, asumieran ese delito esta mañana.

Ya sólo faltaban Camps y el exsecretario general del PPCV Ricardo Costa, que según publicaban algunos medios en sus ediciones digitales, estaba dispuesto a reconocer que aceptó los regalos, cumpliéndose así la condición indispensable para que se anulara el juicio: que todos los acusados reconocieran su culpa.

Pero el president de la Generalitat se ha saltado lo que parecía un guión ya escrito, ya que ha habido un momento esta mañana que la puerta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) se ha abierto a la espera de un coche oficial, el de Camps, que no la ha cruzado. Él sí lo hizo, a pie, hace justo hoy veintiséis meses cuando declaró como imputado.

Esta incomparecencia judicial ha hecho que algunos se hayan quedado sorprendidos cuando el jefe del Consell ha defendido esta tarde su inocencia y la del resto de procesados, pero ya para entonces se sentía "liberado" para defenderse "donde corresponda" de las "infamias" y las "insidias" que le han llevado a dimitir.

Camps también ha tenido palabras para el presidente de su partido, Mariano Rajoy, al que ha ofrecido su sacrificio porque no quiere ser "ni el más mínimo obstáculo" para que su voz "clara y nítida" llegue a La Moncloa, porque España "necesita un gran líder y un gran proyecto".

De estas palabras parece claro que Camps no guarda rencor a Rajoy, como, ha dicho, tampoco se lo guarda a quienes lo han situado donde está desde un "sistema brutal", un argumento que recuerda bastante al defendido ayer por el presidente de Les Corts, Juan Cotino, desde su blog, donde acusó al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba de haber urdido este "complot".

El presidente ha sido fiel a sus costumbres hasta el final y no ha admitido preguntas de los medios de comunicación, que sí han sido testigos de cómo Camps se ha fundido en un abrazo con Barberá, Trillo y con sus consellers, con el aplauso de fondo de algunos de los que le han acompañado en estos ocho años de gobierno.

Palabras como "injusticia" se han podido oír de los labios de algunos de ellos, pero lo bien cierto es que Camps ha afirmado que su decisión de dejar la Presidencia del Consell era "personal" y ahora se plantea la duda de si se mantendrá al frente del partido o si conservará su escaño como diputado.

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