Cardenal hondureño dice que su país se desangra por violencia feroz y pobreza

  • El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez dijo hoy que su país se desangra por la violencia feroz, la creciente pobreza, el irrespeto a la vida, la ruptura familiar y la corrupción en los estamentos policiales.

Tegucigalpa, 3 feb.- El cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez dijo hoy que su país se desangra por la violencia feroz, la creciente pobreza, el irrespeto a la vida, la ruptura familiar y la corrupción en los estamentos policiales.

La violencia en Honduras también es producto del "impacto de la subcultura del narconegocio, la migración indetenible y la confusión religiosa, como consecuencia de una ofensiva sectaria", subrayó Rodríguez durante la misa conmemorativa al 265 aniversario del hallazgo de la Virgen de Suyapa, patrona del país centroamericano.

A la misa asistieron el presidente hondureño, Porfirio Lobo; sus ministros, los titulares de los poderes Legislativo y Judicial, otras autoridades locales, diplomáticos y miles de católicos hondureños procedentes de diferentes regiones del país.

El religioso recalcó que las condiciones en que viven los hondureños hace pensar que solamente la fe y la esperanza pueden devolverles la paz, la tranquilidad, la seguridad y la confianza mutua.

En su opinión, la depuración de la Policía Nacional, que se ha visto implicada en diversos delitos y crímenes, es un "imperativo urgente" y un "trabajo difícil" en el que hay que seguir "adelante".

"Funcionarios que tienen responsabilidad en el Gobierno: no podemos dejarnos vencer por el mal, sino que debemos vencer el mal con el bien; no podemos vivir con miedo, secuestrados en nuestras propias casas, atormentados por una psicosis colectiva hecha de temores, insomnios, pesadilla y luto", enfatizó Rodríguez.

El Gobierno adelanta un proceso de depuración de la Policía Nacional, del Ministerio Público y del Poder Judicial.

El cardenal, que además es arzobispo de Tegucigalpa, dijo que hay que recordar y enseñarle siempre a los niños que "hay un mandamiento de la ley de Dios que dice no matarás".

Rodríguez también le pidió a los políticos hondureños que no creen leyes que sean lesivas contra la vida, como métodos anticonceptivos, entre los que señaló la "mal llamada píldora del día después", lo que en su opinión "comprometen moralmente delante de Dios a quienes lo aprueban".

El líder de la iglesia católica hondureña resaltó que su país no es el peor, ni el más violento, y que sus compatriotas deben recuperar su legítima autoestima sabiendo que todos quieren el bien y respetar la vida.

Además, Rodríguez anunció que promueve una campaña ciudadana para una cultura de paz y respeto por la vida con Caritas de Honduras y la Conferencia Episcopal, orientada a apoyar la construcción de una sociedad cuyo centro sea el respeto, el bienestar y la seguridad de la persona humana.

El lema de esa campaña sería "no puede llamarse hijo de nuestra señora de Suyapa quien provoca violencia y muerte, paremos la violencia, respetemos la vida", según dijo Rodríguez.

Honduras, con 8,2 millones de habitantes, vive una ola de violencia que, según organismos defensores de derechos humanos y la prensa local, deja un promedio de 20 muertes diarias.

De acuerdo a cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), en 2011 el país registró una tasa de 81,5 homicidios por cada 100.000 habitantes, muy por encima del promedio mundial de 8,8 establecido por las Naciones Unidas, según reveló el pasado diciembre la rectora de esa casa de estudios, Julieta Castellanos.

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