Varias familias, con mochilas y maletas, o con niños en brazos, que habían sido colocadas por las autoridades griegas en este nuevo campamento, caminaban en dirección del puesto fronterizo de Idomeni.
Este paso fronterizo, por el que transitan desde el verano pasado migrantes y refugiados, solamente aceptaba a sirios, iraquíes y afganos, pero rechaza también a éstos desde el domingo.
Esta situación provocó en los últimos días una congestión, con más de 3.500 migrantes esperando en la frontera. Ello impulsó a las autoridades griegas a llevar a parte de estos migrantes a los campamentos de acogida de Diavata, al norte, y de Schisto, cerca de Atenas.
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