La desgarradora carta de una madre a un kamikaze que mató a su hijo en la carretera

  • 'Adiós mamá, el domingo ya vengo para ayudarte con la abuela'. 'Adiós, hijo, despacio por la carretera'. Esa fue nuestra última conversación, nos abrazamos y adiós, escribe la madre en una carta en la que perdona.

    "Por lo que respecta a mi hijo, sin embargo, que era una gran persona con un corazón inmenso, os doy en su nombre el perdón... la conciencia será la losa que ya habréis de soportar toda la vida", escribe la madre.

La desgarradora carta de una madre a un kamikaze que mató a su hijo en la carretera
La desgarradora carta de una madre a un kamikaze que mató a su hijo en la carretera
M.T.

Christian Coego segó una vida y acabó con la suya. Circulaba a 180 km/h el sábado 10 de septiembre por la A6 en sentido contrario. Así estuvo jugando con su vida y con las de todos los que pasaban a su lado durante 30 kilómetros. Ni los claxon ni las ráfagas de luz le hicieron parar.

El destino quiso que su locura acabara con la vida de Pablo Alejandro Rodríguez, de 41 años, que circulaba a la velocidad adecuada, pero cuyo coche quedó hecho añicos tras la colisión. En el accidente, Marta Rodríguez, tuvo más suerte y solo resultó herida.

Ahora, los forenses han determinado que Christian Coego ni iba bebido ni drogado. Nadie se explica lo que pudo pasar por su cabeza al convertirse de la noche a la mañana en un kamikaze. Lo cierto es que segó una vida además de la suya.

La madre de su víctima rota por el dolor ha escrito una carta a La Voz de Galicia en la que expresa su dolor y su impotencia ante lo ocurrido, aunque también su perdón, en nombre de un hijo que perdió la vida cuando iba a ayudar a su madre a cuidar de su abuela. El destino quiso que las últimas palabras de su madre fueran: "hijo, ves despacio".

Escribo desde la tristeza y el dolor más profundo que una madre puede sentir... Me robasteis a mi hijo mayor, mi vida, mi amor, mi gran apoyo... y pensar que no me dejaron abrazarlo ni verlo, para sentirlo por última vez...

'Adiós mamá, el domingo ya vengo para ayudarte con la abuela'. 'Adiós, hijo, despacio por la carretera'. Esa fue nuestra última conversación, nos abrazamos y adiós.

No cuento esto para dar pena a nadie, la pena ya la tengo yo metida en el alma. No puedo ni imaginar los motivos que pueden llevar a alguien a acabar de esta manera con la vida de otro... de mi hijo. Solo la enajenación y la inconsciencia pueden hacer que alguien juegue -como un trilero con sus cubos- a la suerte del inocente que, prudentemente en la carretera, espera llegar a su destino.

¡¡¡Con qué derecho!!!...

¿¿¿Quizás una apuesta??? ¿Y cuál era la disyuntiva? ¿Matar o morir? A mi hijo nadie le dio la posibilidad de escoger... ¿Quizás este chico fue instigado por alguien? Si es así... ¿lo pensabais premiar por ser valiente? ¡Qué cobardes!

Quizás quisiste acabar con tu vida... ¿Era necesario para ello matar a un inocente? ¿No podías tener la suficiente valentía como para irte solo?

Nos habéis matado con él a todos: padres, hermanas, sobrinos, su pareja y a todos sus amigos que tanto lo querían... ¿Ha merecido la pena?

Yo, desde mi dolor, solo pediría que os castiguen por ley todo lo que os merecéis...

Por lo que respecta a mi hijo, sin embargo, que era una gran persona con un corazón inmenso, os doy en su nombre el perdón... la conciencia será la losa que ya habréis de soportar toda la vida.

Hijo mío, pronto estaremos juntos. Te adoro, mi amor. Mamá»

Mostrar comentarios