Consejo de Seguridad expresa "alarma" y condena ataque a civiles sursudaneses

  • El Consejo de Seguridad de la ONU expresó hoy su "alarma" por el rápido deterioro de la situación en Sudán del Sur y condenó el brote de violencia y los ataques contra civiles, en especial el lanzado contra un campamento en Akobo.

Naciones Unidas, 20 dic.- El Consejo de Seguridad de la ONU expresó hoy su "alarma" por el rápido deterioro de la situación en Sudán del Sur y condenó el brote de violencia y los ataques contra civiles, en especial el lanzado contra un campamento en Akobo.

Asimismo, instó al presidente sursudanés, Salva Kiir, y al exvicepresidente Riek Machar a demostrar "liderazgo" para lograr una resolución "ordenada" de la crisis sentándose a negociar y llamando a sus seguidores a un cese "inmediato" de las hostilidades.

La presidencia del Consejo, que ejerce Francia en diciembre, dijo en un comunicado que la grave crisis humanitaria en el país africano "amenaza" la seguridad y la estabilidad de Sudán del Sur "a largo plazo" y tiene "serias implicaciones" para los países vecinos.

"Condenamos los enfrentamientos y los ataques violentos contra la población civil que han dejado cientos de muertos y heridos, así como decenas de miles de desplazados", indicaron los quince miembros del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas.

En concreto, condenaron "en los términos más enérgicos" el ataque del jueves contra una base de la Misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) en el que murieron dos cascos azules indios y veinte civiles y otro militar resultó herido.

Unos 2.000 rebeldes del segundo mayor grupo étnico, los Lou Nuer, lanzaron el jueves un ataque contra civiles de la mayoría Dinka, que habían buscado refugio en la base de la UNMISS en Akobo, donde había 43 soldados indios, seis policías y dos civiles de la ONU.

Los miembros del Consejo pidieron a las autoridades investigar el ataque y que los responsables sean llevados ante la justicia, tras recordar que los atentados contra misiones de paz pueden constituir un crimen bajo las leyes internacionales.

Asimismo, condenaron los informes sobre abusos y violaciones de derechos humanos cometidos por todas las partes, incluidos los grupos armados y las fuerzas de seguridad, y reiteraron la importancia de que esos crímenes no queden impunes.

Los miembros del Consejo hicieron un llamamiento a los líderes y organizaciones regionales y a los Estados miembros que ejerzan su influencia con los líderes políticos sursudaneses para que pongan fin a la violencia y comience la reconciliación.

Por último, reiteraron su firme compromiso con la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial del país, y volvieron a pedir a los principales líderes que hagan "todo lo que esté a su alcance" para cumplir las aspiraciones del pueblo sursudanés.

Farhan Hak, portavoz de la ONU, volvió hoy a urgir a todas las partes a hacer "todo lo posible" para que la situación "no se salga de control", tras recordar que, a diferencia de Ruanda, donde la comunidad internacional no pudo evitar el genocidio, "ahora todo el mundo está siguiendo en directo lo que está ocurriendo".

Hak habló ante la prensa después de que el subsecretario general adjunto para Operaciones de Paz, Edmond Mulet, compareciera ante los miembros del Consejo de Seguridad para hablar sobre el deterioro de la situación en el país africano.

El portavoz insistió en que la salida a la crisis en Sudán del Sur no puede ser militar y pasa por un diálogo político y reiteró que su misión en ese país está haciendo "todo lo posible" para proteger a la población civil.

El presidente Kiir denunció un intento fallido de golpe de Estado el pasado domingo y responsabilizó de lo ocurrido al exvicepresidente Mashar, quien negó que haya habido una acción de ese tipo.

Desde entonces, cientos de personas han muerto en los combates entre el Ejército y militares disidentes, principalmente en la capital, Yuba, y el estado de Jonglei, el mayor del país, en medio de los temores por una escalada de la violencia étnica.

Unos 34.000 desplazados por los combates han buscado refugio en bases de la misión de Naciones Unidas, 20.000 de ellos en Yuba y 14.000 en la ciudad de Bor, capital de Jonglei, en manos de los rebeldes.

Sudán del Sur, de mayoría cristiana y animista, se independizó de Sudán, de mayoría musulmana, en julio de 2011 gracias a un acuerdo de paz que había sido firmado en 2005 y que puso fin a décadas de guerra civil.

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