Cuatro mil personas protestan en Río contra enmienda que "favorece impunidad"

  • Unas cuatro mil personas participaron hoy en Río de Janeiro de una protesta contra una enmienda constitucional que estudia el Congreso brasileño para reducir los poderes de investigación del Ministerio Público y que, según los manifestantes, puede favorecer la impunidad.

Río de Janeiro, 23 jun.- Unas cuatro mil personas participaron hoy en Río de Janeiro de una protesta contra una enmienda constitucional que estudia el Congreso brasileño para reducir los poderes de investigación del Ministerio Público y que, según los manifestantes, puede favorecer la impunidad.

Los manifestantes se concentraron en la tarde del domingo en la famosa playa de Copacabana y marcharon por el paseo marítimo hasta las vecinas Ipanema y Leblón, en donde se juntaron a un pequeño grupo que acampa hace dos días frente a la residencia particular del gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral.

Pese al reducido número de participantes, la protesta en Río de Janeiro fue la mayor entre las realizadas hoy en al menos 17 ciudades como parte de las manifestaciones que movilizan a los brasileños desde hace dos semanas para exigir mejores servicios públicos.

La marcha del domingo, que se desarrolló de forma pacífica y sin ningún incidente con la policía, reunió un grupo ínfimo en comparación con las 300.000 personas que participaron en la noche del jueves en una multitudinaria manifestación en el centro de Río de Janeiro.

A pesar de que los brasileños continúan saliendo a las calles para protestar y a que las manifestaciones son apoyadas por el 75 % de la población, las movilizaciones vienen perdiendo intensidad y participación desde el jueves, cuando movilizaron a cerca de 1,2 millones de personas en un centenar de ciudades.

La manifestación de Río de Janeiro fue convocado por grupos que se oponen a la llamada PEC 37 (Propuesta de Enmienda Constitucional número 37), una iniciativa del Legislativo para reducir los poderes de investigación del Ministerio Público.

Según los manifestantes, entre los cuales varios fiscales y defensores públicos, se trata de una estrategia de algunos políticos para impedir que el organismo combata la corrupción y que terminará favoreciendo la impunidad.

Las protestas en Brasil comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de los pasajes, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en salud y en educación, y críticas contra la corrupción y los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.

Ni la invitación al diálogo y a un pacto nacional para mejorar los servicios públicos hecha por la presidenta Dilma Rousseff el pasado viernes, ni la reducción de las tarifas de transporte público en las mayores ciudades, la reivindicación inicial de las protestas, han convencido a los brasileños a cesar sus manifestaciones.

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