David Monteagudo recupera en "Brañaganda" el paraíso perdido de su infancia

  • Si en su exitosa novela "Fin", el escritor David Monteagudo jugaba con el miedo psicológico a lo desconocido, en su nuevo título "Brañaganda" recupera su "paraíso perdido de la infancia" en un pequeño pueblo de Galicia, aunque introduce un elemento perturbador en forma de hombre lobo.

Irene Dalmases

Barcelona, 29 oct.- Si en su exitosa novela "Fin", el escritor David Monteagudo jugaba con el miedo psicológico a lo desconocido, en su nuevo título "Brañaganda" recupera su "paraíso perdido de la infancia" en un pequeño pueblo de Galicia, aunque introduce un elemento perturbador en forma de hombre lobo.

En una entrevista con Efe, este gallego afincado en Cataluña desde hace varias décadas comenta que el libro nace de "una necesidad personal de volver al mundo de la infancia, con paisajes verdes y húmedos, que nada tienen que ver con los viñedos del Penedés" que conoció con su familia cuando se trasladaron.

Sin embargo, como no podía ser de otra manera en un autor que disfruta introduciendo elementos fantásticos en sus textos, a la hora de trabajar la tensión dramática pensó que podría dar forma a un "lobishome", un ser a medio camino entre lo humano y lo salvajemente animal.

"Brañaganda", publicada por Acantilado, narra muertes violentas en un valle de la Galicia profunda, mientras el marido de la maestra busca explicaciones racionales a lo que ocurre sin que la gente del pueblo afectado le siga en sus pesquisas, al entender que lo que ocurre es sobrehumano.

Monteagudo reconoce que nunca oyó hablar de hombres lobo en sus primeros años de vida, pero sí había notado la presencia de los lobos, especialmente por las noches, cuando "los oía respirar y oler cerca de la casa" en la que habitaban, junto a la escuela, puesto que su madre, "igual que una de las protagonistas de la novela, era la maestra".

No esconde, incluso, que en su familia existe la teoría de que su tartamudez aparece el día que "estando solo en casa", abrió la puerta y se encontró "un lobo delante". "Petrificado -rememora-, conseguí al cabo de un rato llegar hasta donde estaba mi madre, en el colegio, aunque no me salieron las palabras para explicar lo que ocurría. Y encima, al cabo de un tiempo, me enteré de que lo que vi era el perro más grande de la comarca".

Monteagudo entiende que el mal subyace a lo largo de todo el relato y lo que consigue como escritor es intrigar al lector sobre quien puede estar detrás de las sangrientas muertes. "Pueden existir diferentes posibilidades -indica- pero lo que está claro es que el ser humano es capaz de hacer cosas terribles, incluidas las personas más sofisticadas y con más cultura".

Igual que ocurría en "Fin", será el lector el que deba "poner el resto, porque el narrador toma distancia y mira las pasiones humanas desde fuera", aunque Monteagudo cree que el final es "cerrado y explícito".

Por otra parte, el libro es el retrato de una época, años después de la guerra civil española, y de una sociedad rural y ganadera, "en un mundo aislado y con una economía de subsistencia".

Monteagudo, que continúa de excedencia de la fábrica de cajas en la que trabajaba como operario hasta el año 2009, también explica que su primera novela "Fin" es hoy ya una realidad como proyecto cinematográfico, dirigido por Jorge Torregrosa y con Maribel Verdú como una de las protagonistas, junto con Clara Lago, Daniel Grado o el modelo Andrés Velancoso, que debuta en el celuloide.

Nacido en Viveiro (Lugo) en 1962, David Monteagudo, que reside en Vilafranca del Penedés (Barcelona), con su mujer y sus dos hijos, inició su vocación literaria a los cuarenta años y ya tiene publicados tres títulos, "Fin", "Marcos Montes" y ahora "Brañaganda", y señala que tiene en un cajón más originales, entre ellos un libro de relatos.

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