De las abejas dependen incluso los mercados

  • Los científicos luchan por sacar de la oscuridad el concepto vital de biodiversidad y despertar la alarma sobre su galopante deterioro. Transmitir el concepto de diversidad bilógica es importante, y no sólo con declaraciones, también con acciones.
Sara Acosta

Seguramente no sea la celebración del Día Internacional de la Biodiversidad el mejor método para transmitir qué es eso de diversidad biológica y por qué resulta tan importante preservarla. De este tipo de celebraciones sólo trasciende las reivindicaciones de un lado y la mera declaración de intenciones de otro.

La agenda mundial llega cansada al término de biodiversidad después de que conceptos como “sostenible” y “cambio climático” hayan superado con creces la prueba de la mediatización y cansen el oído del ciudadano por desvirtuados. “Si la amenaza del cambio climático es tan importante, ¿por qué no salió adelante un texto en la cumbre de Copenhague para limitar las emisiones contaminantes?” se preguntan los mismos que recelan estupefactos de los mensajes publicitarios ‘verdes’ de las petroleras y las eléctricas.

Pareciera que se ha dejado para el final la pedagogía sobre el pilar que lo sustenta todo, la cadena vital que une una abeja en un campo de flores en Alemania a un broker en Nueva York. La Fundación Biodiversidad quiere sacar a la calle el deterioro que sufre la relación entre todo lo vivo a través de la campaña “Habla de biodiversidad”. Dentro de esta campaña acaba de editar el libro “Si desaparecieran las abejas, la vida se haría casi imposible”. La abeja fue la elegida en Londres durante un debate entre científicos que intentaban dilucidar qué especie es del todo imprescindible. Tras un sesudo debate, el doctor George McGavin ganó a favor de la abeja como la especie más valiosa del planeta.

“Más de un cuarto de millón de plantas florales dependen de las abejas, así como muchas otras especies cruciales para la agricultura, y vegetales o árboles que consumimos a diario”, relata el libro.

La abeja sirve de enganche para llevar al lector a través de todas las implicaciones que las diversas especies animales y vegetales tienen en la fabricación de medicamentos, en la producción de café, en el turismo, en la industria agrícola, en la gestión de residuos, en el urbanismo, en definitiva, el sinfín de implicaciones que lo unen todo.

“Los pacientes de hospitales cercanos a entornos naturales consiguen una mejor y más pronta recuperación”; “En Canarias, las ballenas y otros cetáceos atraen cada año a un millón de visitantes” o “el sector farmacéutico depende entre un 25%  y un 50% de la biodiversidad” son algunos de los mensajes que recoge el libro, amenizado con ilustraciones que aclaran el sentido de este concepto y llaman a interesarse por ello, que en definitiva es lo mismo que interesarse por todo.

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