La nariz de los camellos toma la escasa humedad del ambiente, la condensa y la convierte en agua. Así se mantiene fresca.
¿Por qué no hacerlo en gran escala?
Una empresa noruega llamada Yara International contó con el apoyo de la Compañía de Fertilizantes de Qatar para hacer realidad este proyecto. Se llama Sahara Forest Project. Consiste en emplear la energía solar para extraer agua salada del subsuelo y llevarla a la superficie. Allí, las altas temperaturas evaporan ese agua, y posteriormente, ese aire húmedo traspasa unos páneles que reducen su temperatura y condensan hasta convertirla en agua fresca.
Con ella se puede empezar a regar una superficie agrícola y transformar un desierto en un vergel.
El programa que ya se ha puesto en marcha pretende crear un oasis de 10.000 metros cuadrados.
El coste de este proyecto es de 5.300 millones de dólares (4.700 millones de euros). Y se espera que se ponga en marcha próximamente en otros países que están situados en zonas desérticas o semidesérticas como Jordania.
Según la revista New Scientist, que se hacía eco de este proyecto, la idea no solo viene inspirada por la nariz de los camellos sino por un tipo de escarabajo que es capaz de capturar la escasa humedad que está en el aire cálido de la noche desértica.
'Si triunfa, podría allanar el camino a la construcción de plantas en gran escala en Oriente Medio', afirma la revista científica.
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