EEUU entrena al Ejército de Mali para combatir a Al Qaeda en el Magreb Islámico

  • El comandante Alou Ongoiba está al frente de una compañía de fuerzas especiales formada por 40 hombres en uniformes desparejados y bandanas hechas con trapos. Estos soldados son los encargados de alejar a los terroristas de las tierras yermas de Mali, que comienzan a unos 1.000 kilómetros del campo de prácticas de Kati. Estados Unidos les está entrenando para combatir a Al Qaeda en el Magreb Islámico, el mismo grupo terrorista que mantiene secuestrados desde hace cinco meses a dos cooperantes españoles de Barcelona Acció Solidaria.
Drew Hinshaw | GlobalPost

(KATI, Mali). Un lunes cualquiera, a 40 grados centígrados, los hombres de Ongoiba y sus formadores estadounidenses tienen que lanzarse desde helicópteros y tender una emboscada a un supuesto campamento de Al Qaeda."Pero un helicóptero requiere cuatro o cinco horas de mantenimiento por cada hora de uso", explica un oficial de EE UU que prefiere mantener el anonimato, así que no hay ninguno disponible.

En su lugar, los comandos de Ongoiba se pasan la mañana aprendiendo a hacer arrancar un coche. Tak-tak-tak-broooom.Sus colegas senegaleses echan una cabezadita a la sombra de algunos camiones.Estamos en pleno Flintlock: el periodo anual en el que desde 2005 militares de EEUU y Europa viajan a Mali, Níger, Senegal y Burkina Faso para impartir técnicas de contraterrorismo a ejércitos africanos.

Pero al norte de Kati, donde están concentrados los vehículos, en las dunas del desierto del Sáhara, crece una amenaza que preocupa a los estrategas de EEUU: Al Qaeda en el Magreb Islámico. En realidad, estas clases anuales por parte de unidades militares occidentales están pensadas para conseguir que ejércitos africanos como el de Mali puedan neutralizar la amenaza de los islamistas radicales.

El grupo terrorista más grande del mundo ha creado una rama altamente rentable en África Occidental, que se dedica a secuestrar turistas y cooperantes y a cobrar rescates que, según los expertos, pueden estar destinados a financiar más acciones terroristas.Además de secuestrar a turistas, como los dos cooperantes de Barcelona Acció Solidaria que continúan retenidos después de cinco meses, Al Qaeda en el Magreb Islámico se dedica a ejecutar emboscadas regulares contra el Ejército de Argelia, y a punto estuvo de matar a su presidente en 2007.

El grupo está cada vez más vinculado al creciente comercio de cocaína en África Occidental y a los rebeldes tuareg, y las acciones antigubernamentales se han extendido por todas las viejas rutas de caravanas en el mayor desierto del mundo."Las zonas más recónditas del Sáhara son sus refugios", explica el teniente coronel Chris Schmidt. Recuerda un poco a los primeros tiempos de la guerra en Afganistán.

De algún modo, el Sáhara es como Afganistán, otro escarpado terreno de tradición islámica en donde las milicias vagan por un enorme territorio sin patrullas y tierras estériles sin gobierno. El Oeste de África se está convirtiendo rápidamente en un tablero de ajedrez lleno de rebeliones, desde viejos conflictos (como los saqueadores del petróleo en Nigeria, los separatistas senegaleses de Casamance y la resistencia tuareg en Níger y Mali) hasta algunos más recientes, como los pogromos religiosos en el norte de Nigeria, el conflicto del cacao en Costa de Marfil, los recientes golpes de estado en Mauritania, Guinea y Níger, problemas en Guinea-Bissau y el tráfico de cocaína por toda la región.

El programa Flintlock de EEUU es a pequeña escala y en él participan 1.200 efectivos africanos, desde los hombres de Ongoiba hasta los burócratas del Gobierno que merodean alrededor de Kati con papeles."Lo tienen que dirigir ellos, no nosotros", dice Schmidt, explicando que con los 10 millones de dólares que les cuesta la operación (un precio de ganga) se han comprado, entre otros productos de logística, 28.000 botellas de agua, camisetas Kevlar para los soldados de Ongoiba y 42 vehículos todoterreno para el control fronterizo de Mali.

Esos vehículos patrullarán 7.000 kilómetros de fronteras. Desde el aire, un avión controlará una zona de 479.000 millas cuadradas.Pero la cuestión más peliaguda en Kati sigue siendo la del elemento humano. Tras cinco años de sesiones de entrenamiento, los líderes militares estadounidenses se preguntan cuán preparado está el Ejército de Mali para enfrentarse a Al Qaeda en el Magreb Islámico.

"Les estamos enseñando tareas básicas", explica el capitán Shane West, encargado de formar a la compañía de Ongoiba, quien advierte que el currículo de estos soldados no refleja necesariamente sus habilidades.Algunos de los profesores militares estadounidenses confiesan en privado que tienen dudas sobre la capacidad de los soldados de Mali para contrarrestar la amenaza islamista.

Pero los efectivos africanos aseguran que sí pueden hacerlo."En este momento ya tenemos la capacidad y estamos preparados", dice Ongoiba. "Creo que una unidad patrullando el norte de Mali es suficiente. No necesitamos más. Esta unidad será capaz de afrontar los desafíos que tenemos".

*(Noticia editada por lainformacion.com para adaptarlo al público español).

Mostrar comentarios