El ambicioso ministro thatcherista que cayó por una peligrosa amistad

  • Abanderado de los valores más tradicionales de los "tories" británicos, ambicioso y rabiosamente euroescéptico, Liam Fox vio hoy cómo su carrera como ministro de Defensa se desvanecía por una peligrosa y turbia amistad.

Ramón Abarca

Londres, 14 oct.- Abanderado de los valores más tradicionales de los "tories" británicos, ambicioso y rabiosamente euroescéptico, Liam Fox vio hoy cómo su carrera como ministro de Defensa se desvanecía por una peligrosa y turbia amistad.

El político escocés, de 50 años, no ha sido capaz de explicar por qué su amigo Adam Werritty, 17 años más joven que él, antiguo compañero de piso y padrino de su boda, ha sido su sombra durante años, pero especialmente durante su época como ministro.

Werritty se sentó junto a Fox en reuniones con líderes mundiales y altos cargos del Ejército en los 18 viajes al extranjero en los que le acompañó.

Su presencia en el ministerio era constante sin tener ningún tipo de cargo oficial, algo que no impidió a Werritty repartir tarjetas de visita en las que se calificaba como asesor de Liam Fox.

El ya exministro siempre negó que su inseparable amigo y alma gemela ideológica se haya beneficiado de su relación, pero las sospechas de tráfico de influencias han podido con un político hábil, conocido por su marcado proamericanismo, su defensa del Estado de Israel y sus dotes como combativo orador en el Parlamento.

La presencia de Margaret Thatcher, ex primera ministra británica, en la fiesta del 50 cumpleaños de Liam Fox el mes pasado fue todo un símbolo del importante papel y la enorme consideración del político dentro del sector más derechista de los "tories".

Debido a su delicado estado de salud, la "dama de hierro" ha cancelado prácticamente todas sus apariciones sociales, pero se fotografió con Fox coronándolo como su aliado en la defensa de los valores más tradicionales.

La carrera política de Liam Fox comenzó en 1992 cuando consiguió su primer escaño en el Parlamento, después de haber trabajado como médico en hospitales públicos y el Ejército.

Muy pronto consiguió ganarse la confianza de los peces gordos del partido y empezó a ocupar cargos de responsabilidad en las filas "tories" y en el Gobierno conservador de John Major.

No obstante, la relación de Liam Fox con el actual primer ministro británico, David Cameron, siempre ha sido tirante.

Los dos compitieron por el liderazgo del Partido Conservador en 2005 que, aunque Fox perdió, lo reafirmó como el representante del sector más derechista de los "tories".

Nunca ha visto con buenos ojos los intentos de modernización de Cameron ni el actual Gobierno de coalición con los liberaldemócratas.

Fue precisamente antes de presentar su candidatura como líder de los conservadores cuando, a los 44 años, Fox anunció que se casaba con Jesmen, una médico escocesa, con lo que ayudaba a desmentir los rumores sobre su supuesta homosexualidad que ponían en peligro su carrera política.

El propio exministro bromeó días antes de la boda sobre el asunto reconociendo que, si a esa edad no estás casado, es normal que la gente piense que eres gay o un playboy.

A pesar de su matrimonio, las insinuaciones sobre su orientación sexual se volvieron a disparar tras saltar el escándalo sobre su amistad y posible tráfico de influencias con Adam Werritty, mientras no paraban de publicarse fotos de los dos inseparables amigos juntos.

Liam Fox tuvo esta semana que negar que tuviera una relación sentimental con su amigo, después de que el tabloide "The Sun" denunciara que el exministro ocultó que un hombre dormía en su casa la noche que su residencia fue asaltada por unos ladrones, mientras su mujer estaba de viaje en Hong Kong.

La capacidad de trabajo, el carisma y la visión política del escocés hizo que hoy, el día de su dimisión, las muestras de respeto sobre su labor como ministro hayan sido casi unánimes.

La frenética actividad de Fox como titular de Defensa le llevó a firmar en menos de año y medio 27 acuerdos de defensa en el mundo, incluido un importante e histórico tratado con Francia por el que ambos países compartirán sus submarinos nucleares.

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