El brote de ébola sigue un año después más activo que cualquiera de los anteriores, según msf


Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó este lunes de que el brote de ébola en África occidental, que cumple hoy un año, “aún no ha terminado” y que el número de casos semanales continúa siendo más alto que cualquiera de los 24 brotes anteriores de esta enfermedad, que se declaró por primera vez como epidemia en 1976 en el río Ébola (República Democrática del Congo).
Además, en su informe ‘Empujados más allá del límite’, MSF hace un análisis crítico sobre las deficiencias de la respuesta global a esta crisis y también de las propias actuaciones de la ONG para contenerla.
El informe se basa en entrevistas con decenas de trabajadores de MSF involucrados en la intervención contra el ébola y describe las alertas tempranas que la ONG realizó hace un año advirtiendo de la expansión de los casos en Guinea, la negación inicial de los gobiernos de los países afectados y las medidas sin precedentes que la organización se vio forzada a tomar frente a la inacción global, mientras el brote cercaba a los países vecinos.
En estos 12 últimos meses, más de 1.300 trabajadores internacionales y 4.000 trabajadores locales de MSF han sido desplegados en África occidental, donde han atendido a casi 5.000 pacientes confirmados de Ébola.
“Hoy compartimos nuestras reflexiones iniciales y asumimos una mirada crítica tanto hacia la respuesta de MSF como hacia la respuesta global al brote de ébola más mortal de la historia”, afirma Joanne Liu, presidenta internacional de MSF, quien añadió que esta epidemia “demostró ser un evento excepcional que expuso la realidad de cuán lentos e ineficientes son los sistemas de salud y ayuda para responder a emergencias”.
“PASIVIDAD”
El informe detalla los efectos de “una coalición global de pasividad de varios meses de duración”, durante los cuales el virus se propagó sin control, llevando a MSF a lanzar un llamamiento excepcional en favor de la movilización de equipos médicos civiles y militares internacionales preparados para amenazas biológicas.
A finales del pasado mes de agosto, el centro de tratamiento ELWA3 de MSF en Monrovia (Liberia) estaba saturado y abrumado por el número de pacientes, hasta el punto de que los trabajadores de esta organización se vieron forzados a rechazar a personas visiblemente enfermas en la puerta de entrada, siendo plenamente conscientes de que probablemente regresarían a sus comunidades e infectarían a otros.
Christopher Stokes, director de MSF, señala que el brote de ébola ha sido descrito con frecuencia como “una tormenta perfecta: una epidemia que atravesaba fronteras en países con sistemas públicos de salud débiles, que nunca habían experimentado el ébola con anterioridad”, lo que considera “demasiado conveniente” porque “para que el brote de ébola alcanzara las dimensiones que adquirió y se descontrolara, muchas instituciones tuvieron que fallar. Y lo hicieron con consecuencias trágicas y evitables”.
El informe también establece los desafíos que MSF tuvo que enfrentar el año pasado y las difíciles decisiones tomadas ante la falta de un tratamiento específico contra el virus y de recursos suficientes y reconoce que la organización “debería haber movilizado más recursos y con mayor premura”.
“Enfrentados a una epidemia excepcionalmente agresiva y a una respuesta internacional débil, los equipos de MSF se enfocaron en el control de daños. Incapaces de llegar a todo, tuvieron que alcanzar soluciones de compromiso entre las diferentes prioridades de atención al paciente, la vigilancia epidemiológica, los entierros seguros y la educación comunitaria, entre otras”, recalca.
Liu recuerda que “en los momentos más agudos del brote, los equipos de MSF no podían ingresar más pacientes en los centros ni facilitar el mejor nivel de atención posible”. “Esto fue extremadamente doloroso para una organización de médicos y dio lugar a tensiones y acalorados intercambios de impresiones dentro de MSF”, admite.
MSF apunta que este proceso de análisis y reflexión en el seno de la organización médico-humanitaria aún está en marcha para aprender lecciones que puedan aplicarse en brotes futuros.
“FRACASOS GLOBALES”
Por otra parte, Médicos Sin Fronteras indica que aún queda por delante el desafío de declarar el final de la epidemia, para lo cual deben identificarse a todas las personas que hayan tenido contacto con alguien infectado con ébola. ”No hay lugar para errores ni para la complacencia; el número de casos semanales sigue siendo más alto que en cualquier otro brote previo, y los casos no se han reducido significativamente desde finales de enero”, apostilla.
De hecho, señala que la cifra de pacientes está aumentando de nuevo en Guinea, siguen apareciendo muchos enfermos confirmados que no estaban incluidos en las listas de contactos conocidos de ébola en Sierra Leona y Liberia registró el pasado 20 de marzo el primer caso positivo más de dos semanas después de que fuera dado de alta el último paciente con la enfermedad.
“Los fracasos globales han sido expuestos de forma cruel en esta epidemia y miles de personas lo han pagado con sus vidas. En beneficio de todos, deben aprenderse las lecciones que nos ha dado este brote, desde la debilidad de los sistemas de salud en los países en desarrollo, hasta la parálisis y la lentitud de la ayuda internacional”, concluye el informe de MSF.

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