El Congreso de EE.UU. pedirá cuentas por una "fallida" operación en México

  • Washington.- El Congreso de EEUU pedirá cuentas por el "fallido" operativo federal "Rápido y furioso", que desde 2009 permitió el trasiego intencionado de armas de alto calibre a México y que ha generado tensión entre ambos países, afirmaron hoy varios congresistas.

El Congreso de EE.UU. pedirá cuentas por una "fallida" operación en México
El Congreso de EE.UU. pedirá cuentas por una "fallida" operación en México

Washington.- El Congreso de EEUU pedirá cuentas por el "fallido" operativo federal "Rápido y furioso", que desde 2009 permitió el trasiego intencionado de armas de alto calibre a México y que ha generado tensión entre ambos países, afirmaron hoy varios congresistas.

"Vamos a celebrar audiencias sobre esta fallida operación. Pero quiero que quede claro que los agentes de ATF no actuaron en contubernio con los carteles de la droga", dijo el legislador republicano Michael McCaul a los periodistas.

McCaul, que preside un subcomité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, se refirió al operativo de agentes de la Agencia para el Control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) que permitió el flujo de unas 2.000 armas de asalto a México en el marco del polémico operativo "Rápido y furioso".

Según McCaul, el objetivo de la operación era rastrear esas armas y detener a los traficantes.

"Es muy preocupante que muchas de estas armas hayan ido a parar a los carteles de la droga, y por eso estamos pidiendo una investigación y estamos preparando audiencias. Tenemos que incrementar los esfuerzos para combatir el flujo de armas a México", agregó el congresista.

McCaul no precisó la fecha para la audiencia de su subcomité, pero su oficina dijo a Efe que "podría ser el mes próximo o a principios de mayo".

McCaul hizo esas declaraciones durante la XV Conferencia Anual sobre Asuntos Fronterizos entre EEUU y México, que cada año reúne en el Congreso a líderes políticos de ambos países para analizar los asuntos de la agenda bilateral.

Este año, el asunto del tráfico de armas y drogas es de particular importancia a raíz del ataque contra varios agentes federales el mes pasado.

En el acto, ni la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, ni el senador republicano de Texas, John Cornyn, quisieron comentar el operativo de ATF, que está bajo investigación de la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia.

Napolitano enfocó su discurso en la "colaboración sin precedente" entre ambos países contra el narcotráfico y en los esfuerzos "sin parangón" de la Administración de Barack Obama para reforzar la seguridad fronteriza, mediante más inspecciones en el tráfico de vehículos hacia el sur.

"No voy a comentar el operativo porque está bajo investigación y debemos esperar ese informe independiente", dijo Napolitano.

Preguntada por los polémicos vuelos no tripulados para detectar a narcotraficantes en México, Napolitano afirmó que EEUU respeta la soberanía de ese país y que es México el que lidera los esfuerzos antinarcóticos.

Por su parte, Cornyn declaró que la Administración Obama carece de una "estrategia robusta" para mejorar la seguridad de la frontera sur.

La "narcoviolencia", dijo Cornyn, ha sacado a la luz los agujeros en la seguridad fronteriza de EEUU, y, hasta que el pueblo estadounidense recupere su confianza en los esfuerzos del Gobierno en esas lides, no habrá avance en una reforma migratoria.

El fiscal general de EEUU, Eric Holder, criticó recientemente el trasiego intencionado de armas a territorio mexicano, y aunque ordenó la suspensión inmediata de operaciones encubiertas como "Rápido y furioso", ésta ha levantado ampollas en México.

Un arma estadounidense vendida en Texas fue la utilizada por presuntos sicarios mexicanos para asesinar al agente de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) Jaime Zapata el 15 de febrero pasado en el estado mexicano de San Luis Potosí. Un segundo agente de ICE resultó herido.

Según el Centro para la Integridad Pública, que ha hecho una investigación independiente del operativo, sólo un diez por ciento de las 2.000 armas que entraron ilegalmente en México dieron ser recuperadas en ese país y casi un 30 por ciento en Estados Unidos.

Las autoridades no han recuperado el resto, unas 1.200 armas, y, según expertos, lo más probable es que hayan caído en manos de las propias bandas de narcotraficantes que ambos países buscan combatir.

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