El crimen en serie, con la condición humana, desde Roma al siglo XXI

  • En diciembre de 2012 saltó a la palestra Adam Lanza, al que atribuyen la muerte de su madre además de acribillar a veinte niños y seis adultos en una escuela de los Estados Unidos. Considerada la primera asesina en serie, Locusta envenenó en el Imperio Romano a cerca de 400 personas, entre ellas Nerón.

Rubén Caramazana

Valladolid, 25 abr.- En diciembre de 2012 saltó a la palestra Adam Lanza, al que atribuyen la muerte de su madre además de acribillar a veinte niños y seis adultos en una escuela de los Estados Unidos. Considerada la primera asesina en serie, Locusta envenenó en el Imperio Romano a cerca de 400 personas, entre ellas Nerón.

Asesinos ambos, que no homicidas, y asesinos en serie, en masa o en cadena; todos ellos ligados a la condición humana, aun con veinte siglos de diferencia, porque "mientras el ser humano exista siempre habrá crímenes de pasión, venganza, miedo, orgullo, culpa, amor", a juicio del escritor y jurista Carlos Pérez Vaquero, doctor en Integración Europea de la Universidad de Valladolid.

Lo común y lo distinto de los crímenes múltiples, con la distancia entre homicidios y tipos de asesinatos, ha sido desglosado hoy con ejemplos al inaugurar las XV Jornadas Técnico-Jurídicas sobre la investigación integral del homicidio, organizadas por la Confederación Española de Policía (CEP) y la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F).

Al volver la vista atrás sobre este tipo de asesinatos, ha citado el experto a Locusta, esclava al servicio del Imperio Romano y habilidosa con el arsénico, que pagó sus cuentas vía "damnatio ad bestias" -condenado a las fieras-, tras más de los cuatrocientos crímenes cometidos.

La respuesta dada a si fue esta cautiva la primera asesina "en serie" de la historia la encontramos en los criterios del FBI, que considera que sí, pues mató a más de tres personas, con un periodo de "enfriamiento" entre ellos y siguiendo un mismo patrón, según Pérez Vaquero, quien ha distinguido los que actúan en "serie", los que intervienen en "masa" y los que lo hacen "en cadena".

Sin intervalos, sin periodos vacíos entre muertes, el experto ha vuelto a citar a Adam Lanza y los hechos acaecidos hace unos meses. Ha considerado esa forma de actuar como una "miniatura" del paradigma del asesino "en masa" al compararle con Andrew Kehoe, quien mató a 58 personas antes de suicidarse en el Desastre de Bath, "la mayor matanza escolar de los EE. UU.", ocurrida el 18 de mayo de 1927.

Pero ha diferenciado el especialista además estas formas de actuar de aquellas que apenas dejan pasar un breve intervalo de tiempo entre unos crímenes y otros, el asesino "en cadena", simbolizado por un ejemplo reciente que ha mencionado, el noruego Anders Breivik, condenado por los actos terroristas que causaron la muerte 77 personas en Oslo y Útoya el 22 de julio de 2011.

Aunque para definición histórica de asesino en serie, Jack el Destripador, del que la escritora Patricia Cornwell dijo que "fue un asesino moderno que nació un siglo antes de que pudieran atraparlo", hasta el punto en que ni siquiera se pueden certificar sus crímenes, pues reconocer solo las cinco víctimas canónicas en el distrito londinense de Whitechapel se antoja insuficiente, según contaron algunos de los que recrearon su cruenta historia.

Hoy, "el 99,99 por ciento de las veces no fallamos -al averiguar la autoría de los crímenes-, pero hay que mejorar ese mínimo restante. La responsabilidad es grande y el margen de error ínfimo", asegura el médico especialista en Medicina Legal y Forense, Aitor Curiel López de Arcaute.

"Proteger el lugar del crimen, fijar y procesar; y bajo ningún concepto contaminar", constituyen las claves de las indagaciones criminales, además de una "imprescindible" cooperación directa entre médicos forenses, Policía Judicial y Policía Científica, actores en este tipo de escenas, ha explicado.

El objetivo es no sumar más estadísticas, y por supuesto dejar a salvo los más macabros récords, ha resumido el forense, para el que "es imposible ser perfecto, pero hay que acercarse a la perfección en toda investigación".

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