El doble discurso del Gobierno enfurece a los sirios

  • Son muchas las promesas que Bashar al Asad ha hecho a sus ciudadanos desde que comenzaron las protestas en Siria. Pero son muy pocas las que ha cumplido. Los sirios están cansados del juego de su presidente.
Son muchas las promesas que Bashar al Asad ha hecho a sus ciudadanos desde que comenzaron las protestas en Siria.
Son muchas las promesas que Bashar al Asad ha hecho a sus ciudadanos desde que comenzaron las protestas en Siria.
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Autor anónimo por seguridad, Damasco (Siria) | GlobalPost

El Gobierno sirio dice que ha derogado la ley de emergencia, implementado nuevas leyes parlamentarias y de libertad de prensa, investigado la brutalidad de la Policía y concedido la amnistía a todos los presos políticos. Entonces ¿por qué la gente sigue protestando?

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Más de 1.200 civiles han muerto y al menos 10.000 han sido arrestados desde que empezaron las protestas contra el Gobierno del presidente Bashar al Asad a mediados de marzo, según grupos de derechos humanos. La represión y las detenciones al margen de la ley siguen aumentando.

El pasado viernes fue uno de los días más sangrientos desde que comenzó el levantamiento hace 10 semanas. Un apagón temporal de internet preventivo culminaba el día tras la represión en la que fuerzas de seguridad sirias abrieran fuego contra una protesta de 50.000 manifestantes en contra del Gobierno para pedir su salida del país. Al menos 53 personas murieron en Hama y otras 10 en otras ciudades del país ese día, según la organización de derechos humanos Sawasiah.

Pero el sábado, la brutal represión continuo cuando otras 35 personas fueron asesinadas en las ciudades Jisr al Shughour y Sheikhoun Khan, al norte del país según informan los grupos de derechos humanos. Con estas cifras, el pasado fin de semana se convirtió en uno de los más sangrientos desde que comenzaron las protestas.

Los tanques también se desplegaron en Hama el sábado por la noche, donde 100.000 personas marcharon en los funerales por los fallecido el día anterior, según informa el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. El domingo por la mañana, al menos tres manifestantes resultaron muertos en una ciudad en la provincia noroccidental de Idlib.

A pesar de la violencia actual, el gobierno sigue insistiendo en que está llevando a cabo reformas.

El 31 de mayo, Asad, concedió una amnistía para "todos los miembros de los Hermanos Musulmanes y otros detenidos que pertenecen a movimientos políticos". Varios cientos de presos políticos fueron puestos en libertad al día siguiente.

El anuncio, y el doble discurso y el engaño que representa, en lugar de mitigar la magnitud de las protestas no hizo sino agravarlas tras las oraciones del viernes, según informan varias fuentes de Damasco.

Los que exigen el fin del Gobierno autocrático de 48 años del partido Baaz, se muestran escépticos sobre este anuncio y sobre las últimas medidas que ha tomado el Ejecutivo. El 1 y el 2 de junio, las figuras clave de la oposición siria celebraron una conferencia en Antalya, en el sur de Turquía, pidiendo la renuncia inmediata de Asad y tildando la medida de la amnistía como "demasiado poco y demasiado tarde".

"No creo que haya intención de llevar a cabo una reforma real", destaca Feeras Ajlouni, un economista graduado de Damasco que se opone al régimen. "Algunos pueden enmascarar la superficie, pero no existe nada lo suficientemente contundente para cambiar la naturaleza autoritaria del régimen".

Por ejemplo, advierte que la amnistía sólo cubre a los miembros de los Hermanos Musulmanes que se presentaron ante la Policía y confesaron ser miembros, probablemente fueron un grupo pequeño.

Washington también considera frustrante este gesto nominal y el pequeño número de prisioneros liberados hasta la fecha.

"La liberación de algunos presos políticos no es la liberación de todos los presos políticos. Tenemos que ver que todos los presos políticos son liberados", ha declarado Mark Toner, portavoz adjunto del Departamento de Estado de EEUU.

De otras reformas anunciadas simplemente se hace caso omiso.

El 21 de abril Asad dijo que el levantamiento del estado de emergencia que ha dado mayor poder a las fuerzas de policía secreta del país y justificado la detención de los prisioneros políticos, está motivada por el estado de guerra que hay entre Siria e Israel desde hace tiempo. Sin embargo, en las últimas semanas la policía secreta ha pasado a ser más omnipresente todavía. Los hombres vestidos de civiles con listas de nombres están en los puestos de control a lo largo de las carreteras de todo el país, sobre todo en barrios donde hay un conflicto o donde residen ciertos grupos minoritarios. Buscan a los disidentes acusados y arrestan a gente todos los días.

La televisión estatal siria dijo esta semana que Asad también ha puesto en marcha un "diálogo nacional" con el objetivo de encontrar una solución política a la crisis, y ha creado un comité para investigar el asesinato de Hamza al-Jatib, de 13 años de edad, un incidente que desató la ira durante toda la semana tras la muerte de más de 30 niños desde que se iniciaron las protestas del viernes. Los anteriores comités del Gobierno encargados de investigar los crímenes cometidos por la policía en Derá y en otros lugares todavía no han encontrado ninguna irregularidad.

"Me encantan esos comités secretos gubernamentales, encabezados por funcionarios de alto rango, que se supone investigan los crímenes", dice un ingeniero sirio de 31 años de edad que abandonó el país en febrero para evitar el servicio militar obligatorio.

Asad dijo que también reformaría las elecciones en Siria mediante la aprobación de una ley que permitirá presentarse a un cargo a los miembros de los partidos políticos no alineados con el partido gobernante Baaz. Sin embargo, la ley, anunciada la semana pasada, no deroga el artículo 8 de la Constitución siria, que declara que al partido en el poder como el "líder del gobierno sirio y de la sociedad".

También hay planes para una nueva ley de medios de comunicación que supuestamente dará más libertad a los periodistas sirios. La prensa estatal informó el 4 de junio que "los periodistas sirios están esperando con interés la nueva ley de medios que proporcionará más libertad... y derogará la pena de prisión para los periodistas".

Hasta ahora, Siria sigue siendo uno de los países más restrictivos en el mundo en lo que se refiere a la libertad de expresión, según Reporteros sin Fronteras. Están prohibidas las publicaciones de propiedad privada y se cuestiona a los empleados que publiquen un artículo que se desvíe de la narración oficial del Gobierno sobre los últimos acontecimientos, en los que se dice que la violencia es obra de bandas armadas, de fundamentalistas musulmanes que buscan destruir la unidad nacional de Siria.

Cuando se presentó la perspectiva de un entorno más libre para los medios de comunicación en un futuro inmediato, un periodista sirio resumió la actitud local de manera sucinta, diciendo con una sonrisa burlona: "lo que nos faltaba".

Este artículo fue escrito por uno de nuestros periodistas en Damasco, cuyo nombre ha sido omitido por razones de seguridad.

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