El Estado colombiano se convierte en Gran Hermano

  • La principal agencia de inteligencia del país ha espiado políticos y periodistas con el pretexto de luchar contra la guerrilla.
John Otis | GlobalPost para lainformacion.com
John Otis | GlobalPost para lainformacion.com

BOGOTÁ – Sentados frente a un ordenador y con los cascos puestos, una decena de espías del gobierno escuchan las llamadas telefónicas de sospechosos y criminales. Son miembros del DAS, la principal agencia de inteligencia de Colombia, y han recibido órdenes de los tribunales para llevar a cabo estas escuchas.

Sin embargo, durante los cuatro últimos años, los mismos agentes también han monitoreado ilegalmente las llamadas de políticos colombianos, activistas de derechos humanos y periodistas.

Muchos son adversarios políticos del presidente Álvaro Uribe, que intenta modificar la Constitución para presentarse a un tercer mandato –de cuatro años- en las elecciones del próximo año. Debido a que la DAS opera bajo la autoridad directa de la oficina del Presidente, muchos detractores sospechan del propio Uribe y su círculo más íntimo.

"La pregunta importante aquí es quién dio la orden", señala Enrique Santos, editor de Semana, la revista más influyente del país, que sacó a la luz pública el escándalo de espionaje.

"Es normal que una agencia de inteligencia monitoree a las guerrillas, los paramilitares y los jefes de la droga. Pero cuando el DAS sigue los pasos a los periodistas y los políticos de la oposición, entonces tenemos un enorme problema", afirma Santos.

Y no es que al gobierno colombiano le falten enemigos. La guerra contra los grupos guerrilleros ya lleva 45 años y el narcotráfico sigue con más fuerza que nunca.

Varios precedentes

El DAS, el Departamento Administrativo de Seguridad, tiene un largo historial de haber sido infiltrado por delincuentes y de ir tras personas inocentes. El mes pasado, la policía arrestó a un ex director del organismo tras vincularlo con el asesinato, en 1989, del entonces candidato presidencial Luis Carlos Galán.

El primer jefe del DAS bajo el mandato de Uribe también está tras las rejas, acusado de colusión con los escuadrones de la muerte para asesinar a tres dirigentes sindicales y un profesor universitario. Desde entonces, Uribe ha tenido otros tres directores que no han logrado limpiar la imagen del departamento.

El reciente caso de espionaje, conocido como DAS-gate, tenía como uno de sus principales objetivos a Iván Velásquez, ministro del Tribunal Supremo, que dirige una investigación sobre vínculos entre los legisladores partidarios de Uribe y los escuadrones paramilitares.

Una de las grabaciones ilegales que ha salido a la luz es una conversación por móvil entre Velásquez y James Faulkner, el agregado jurídico de la embajada norteamericana en Bogotá, lo que generó una fuerte protesta del Departamento de Estado de EEUU.

En el 2006, el DAS también espió a Rafael Pardo, candidato presidencial del opositor Partido Liberal."No fue nada destacado", explica Pardo sobre las conversaciones telefónicas que grabó el DAS. "Para mí, el problema no es el contenido. El problema es que se trata de un delito".

Aunque los investigadores del gobierno aún no han identificado a los responsables, los detractores del presidente quieren usar el caso para echar por tierra sus planes de reelección. Sostienen que Uribe ya ha concentrado mucho poder y que las escuchas ilegales constituyen una señal reveladora de la paranoia del gobierno que ve enemigos en todos los rincones.

"Se ha convertido en un debate político y la gente está intentando aprovecharse", afirma Felipe Muñoz, que asumió la dirección del DAS hace unos meses.

Muñoz destaca que incluso hay altos funcionarios de gobierno, como el vicepresidente Francisco Santos, que han sido objeto de seguimiento por parte del DAS. También señala que algunos políticos colombianos se han mostrado decepcionados de saber que sus teléfonos no estaban interceptados.

En las oficinas centrales, un enorme bunker de concreto en el centro de Bogotá, Muñoz trata de desmitificar el organismo. En su oficina privada, enseña varias maletas selladas y repletas de equipos para escuchas, con la etiqueta Triggerfish 4000.

Muñoz indica que entregó los equipos a los investigadores del gobierno, quienes posteriormente los devolvieron al DAS. Pero él se ha negado a ponerlos otra vez en funcionamiento. "Están allí desde abril", dice.

Escuchas móviles

Con todo, Muñoz reconoce que la mayor parte del espionaje ilegal se realizó fuera del edificio del DAS, desde camiones equipados con sistemas de monitoreo móvil.

Muñoz atribuye los problemas al enorme tamaño del DAS. Se cree que es el mayor departamento de inteligencia de América Latina, con más de 6.500 empleados. Además de labores de inteligencia, se encarga del control de pasaportes en las fronteras, la seguridad en los aeropuertos y la protección de los altos funcionarios del Fobierno.  

El director señala que el espionaje es probablemente obra de agentes rebeldes y no obedece a un plan maestro dispuesto por el palacio presidencial. Argumenta que Uribe es el presidente más popular en la historia reciente de Colombia y que no necesita espiar a sus opositores.

"Nunca ha dicho: 'investiguen lo que está haciendo ese juez' o 'averigüen en qué está la oposición'", afirma Muñoz. "La única orden que he recibido del presidente es luchar contra el crimen".

Hace unos días, Uribe anunció que desmantelaría el DAS y que repartiría sus funciones entre el ejército, la policía y otros organismos gubernamentales. El escándalo no ha hecho mella en su popularidad y ni la aprobación de su gestión. Esto se debe a que sus políticas de seguridad de línea dura han reducido los secuestros y homicidios y han hecho de Colombia un lugar más seguro.

"La gente de la clase gobernante, los académicos y los medios de comunicación hablan de lo peligroso que sería que Uribe siguiera en el poder", afirma Santos, de Semana. "Pero para la mayoría de los colombianos, Uribe ha sido un gran presidente y quieren que siga en el poder".

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