El Festival Sónar se deja seducir por el soul impredecible de Neneh Cherry

  • Definir el camino musical seguido por Neneh Cherry es complicado, porque el concierto ofrecido hoy por la cantante sueca en la clausura del Sónar muestra a una estrella que ha optado por un soul impredecible, combinado en ocasiones con sonidos drum&bass y otras veleidades electrónicas.

Sergio Andreu

Barcelona, 14 jun.- Definir el camino musical seguido por Neneh Cherry es complicado, porque el concierto ofrecido hoy por la cantante sueca en la clausura del Sónar muestra a una estrella que ha optado por un soul impredecible, combinado en ocasiones con sonidos drum&bass y otras veleidades electrónicas.

Figura del hip hop a finales de los años 80, Cherry llegaba al Sónar bien avalada, ya que "Blank Project", su último disco, cuenta con la producción de Four Tet, uno de los geniecillos de la electrónica que ha sabido encontrar el punto medio entre la experimentación soul y la contundencia energética que siempre ha practicado la sueca, y que parecía haberse diluido en sus anteriores proyectos.

Cirkus, el grupo desarrollado junto a su marido, no había conseguido convencer a la mayoría de sus seguidores.

Para la presentación de "Blank Project", el primer disco con temas propios en 16 años, la cantante ha estado acompañada en la batería y los teclados por los británicos RocketNumberNine, que han sabido mantener un buen pulso con la sensualidad y la versatilidad vocal de la cantante.

Aunque ya no tiene la energía cinética de hace 25 años, cuando su cuerpo era pura convulsión al interpretar "Buffalo Stance", Cherry suple ahora esa pequeña decrepitud física, irrisoria para una mujer a punto de cumplir los 50 años, con una simpatía comunicativa arrebatadora.

"Estoy feliz de estar en el Sónar, porque es el mejor festival del mundo, ¿no?", ha interpelado al público del escenario Hall.

Junto a la artista sueca, otra de las citas inexcusables del día era la del canadiense Kid Koala, que ha cumplido a rajatabla con lo que se había anunciado que iba a presentar, un show cabaretero bautizado como "Vinyl Vaudeville 2.0", en el que han tenido cabida los scratchs old school, las vedetes descaradas y unos "bizarros" números de vodevil y burlesque para sorpresa de las miles de personas que a esa hora ocupaban el Village del festival.

Bajo un disfraz de koala de peluche -opción de riesgo ante el calor registrado hoy sábado en Barcelona- Eric San ha hecho de genial "master of ceremonies", sin temor a bajar al césped para poner en funcionamiento una disparatada conga con el público mientras controlaba la música a distancia con un secuenciador y arrastrando luego a un grupo de espectadores para acabar allí la fiesta.

Las "pezuñitas" de Koala sobre los platos se convierten en pequeños demonios de Tasmania, imposibles de seguir con la vista a pesar de que las dos grandes pantallas controlaban cada uno de sus movimientos, incluso cuando ha pinchado el mítico tema "Moon River" de la no menos mítica película "Desayuno con diamantes".

Poco después de que Eric San dejara el escenario, ha sido el turno de los daneses whomadewho, que si hace tan sólo unos meses actuaron en Barcelona en una pequeña sala ante poco más de 300 personas, hoy lo han podido hacer frente a una masa sudorosa de unos 5.000 espectadores.

Ante todo, siempre divertidos, el trío puede vanagloriarse de ofrecer directos que nunca dejan impávidos, con un pop de base electrónica y arreglos de rock bailable, que tienen en temas como "Inside World" el ejemplo claro de que los sonidos procedentes de lo países nórdicos -que han tenido un lugar prominente en esta edición- no tienen nada de glaciares.

El Sónar, que en 2014 ha conseguido congregar a cerca de 110.000 espectadores procedentes de un centenar de países, se clausura esta noche en sus escenarios del recinto de Gran Vía 2, con un programa en el que destaca el segundo concierto que el dúo de Bristol Massive Attack ofrece en el marco del festival, así como la actuación del insumergible Nile Rodgers y sus Chic o la francesa Yelle.

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