Al Arabi se dirigía a los ministros de Relaciones Exteriores de la organización durante la apertura de una reunión extraordinaria en El Cairo, solicitada por Riad para denunciar "las injerencias" de Irán en los asuntos de los países árabes.
El jefe de la Liga llamó a los ministros a "adoptar una posición común, fuerte y clara, para pedirle a Irán que detenga cualquier forma de injerencia en los asuntos de la nación árabe".
La crisis entre Teherán y Riad estalló tras la ejecución, el 2 de enero, del clérigo chiita saudí Nimr al Nimr, condenado por "terrorismo".
Este defensor de la minoría chiita y muy crítico con el régimen saudí fue ejecutado junto con otras 46 personas condenadas en su mayoría por "terrorismo" y pertenencia al grupo yihadista Al Qaida.
Su ejecución provocó manifestaciones y ataques a la embajada y un consulado saudíes en Irán, tras los cuales Riad rompió relaciones diplomáticas con Teherán.
El ministro de Relaciones Exteriores saudí, Adel al Jubeir, presente en la reunión de El Cairo, denunció las "declaraciones" iraníes "hostiles al reino de Arabia Saudita" que, según él, constituyeron "el motor directo de los ataques" a las legaciones diplomáticas.
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