El nuevo Gobierno de Chile enfrentará menos bonanza y más demandas sociales

  • Chile celebra este domingo unas elecciones presidenciales en las que por primera vez en la historia reciente del país el programa de la opción favorita plantea cambios de fondo al neoliberalismo imperante en las últimas cuatro décadas.

Paulina Modiano

Santiago de Chile, 12 nov.- Chile celebra este domingo unas elecciones presidenciales en las que por primera vez en la historia reciente del país el programa de la opción favorita plantea cambios de fondo al neoliberalismo imperante en las últimas cuatro décadas.

"Terminar con la desigualdad" en una sociedad que goza de un sano crecimiento y una envidiable estabilidad pero que tiene enormes brechas en la distribución del ingreso es la promesa de la exmandataria Michelle Bachelet.

La candidata de la Nueva Mayoría, que podría salir elegida en primera vuelta, según las encuestas, propone subir los impuestos de las empresas, otorgar educación universal gratuita y mejorar el sistema de pensiones y los servicios públicos de salud.

Todo ello, sin dañar la inversión privada y la expansión de la economía, que, según estimaciones de analistas y del Banco Central, se situaría entre el 4 y el 4,5 por ciento el 2014, por debajo del promedio de entre 5 y 5,5 por ciento registrado con el actual gobierno del derechista Sebastián Piñera.

El plan de Bachelet, que gobernó Chile entre 2006 y 2010, ha sido duramente criticado por el gobierno y su más cercana contrincante, la exministra de Trabajo Evelyn Matthei. A tal punto, que la postulante del pacto gobernante ha dicho que el programa de la coalición de centroizquierda es el de la "Alemania Oriental, mientras que el suyo es el de "la Alemania de Merkel".

Su jefe programático, el economista Felipe Morandé, también ha advertido sobre los riesgos que enfrentaría la economía chilena si la exmandataria es reelegida.

"Podría provocar un serio daño a la inversión privada y, por esa vía, bajar la tasa de crecimiento potencial hasta el 4 por ciento", sostiene Morandé, en alusión a la eventual alza del impuesto a las empresas desde un 20 a un 25 por ciento planteada por Bachelet.

Pese a esos temores, el mercado no ha mostrado signos de inquietud frente al casi seguro triunfo de Bachelet, quien triplica a Matthei en los sondeos.

"El desafío está puesto en la desaceleración que vive el país", sostuvo un analista de Morgan Stanley.

Lo cierto es que la economía chilena ha comenzado a disminuir desde hace algunos meses su ritmo de expansión, que varios economistas vinculan a la baja en el precio del cobre, la principal exportación del país y principal fuente de ingresos del fisco.

También influye el menor flujo de capitales hacia los países emergentes, en parte debido a la tenue recuperación de algunas de las economías más desarrolladas.

El pasado octubre el Banco Central chileno recortó, por primera vez en veinte meses, la tasa de interés, que pasó de un 5 a un 4,75 por ciento.

Mientras tanto, los economistas no descartan que si la desaceleración se acentúa, la tasa de interés sea rebajada nuevamente, aunque la inflación de apenas el 0,1 por ciento de octubre podría dar un respiro, ya que mostraría una nueva reducción en el consumo.

Los asesores de Bachelet asumen que el ciclo venidero estará marcado por una menor bonanza económica que la que ha gozado el gobierno de Piñera, pero aseguran que ello nada tiene que ver con las propuestas económicas y sociales de la exmandataria.

"Creemos que el crecimiento del próximo año va a estar en un 4,2 por ciento, cercano a lo que plantea el Banco Central (...), se está afianzando la desaceleración", sostuvo Alejandro Micco, uno de economistas del equipo de Bachelet.

Si las proyecciones de un menor crecimiento se concretan, el próximo gobierno no tendrá una larga luna de miel. Las crecientes demandas sociales que estallaron el 2011 con fuertes protestas estudiantiles no se han apaciguado y las autoridades han tenido que afrontar sucesivas huelgas, particularmente de empleados públicos.

"El gasto fiscal tiene que ser contracíclico. En períodos en que la economía crecerá menos que su potencial, deberíamos tener un gasto más alto que el que está planteando el Gobierno" en los presupuestos para 2014, señaló Micco.

Para Bachelet, en particular, el panorama puede ser aún más complejo, debido a las altas expectativas de mejoras económicas y sociales para los sectores bajos y medios que ha generado su campaña, lo que podría impulsar una mayor expansión fiscal y ahondar el déficit en las cuentas públicas.

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