El Palacio de la Magdalena pasa de los reyes a las series en sus cien años

  • Cintia de Benito.

Cintia de Benito.

Santander, 21 jul.- El Palacio de la Magdalena de Santander cumple este año su centenario, aunque no con los reyes que hicieron de este edificio su morada de verano, sino con cursos o rodajes de series de televisión, cuyos protagonistas pasean por aquellas salas que "emocionaron" a la reina Victoria Eugenia.

"Me emociona que me escribas desde Santander, que yo tanto quiero y de donde tengo recuerdos de veraneos deliciosos de mi querida Magdalena. Allí me sentía muy feliz y más independiente que en ninguna otra de nuestras residencias", aseguraba en una carta la esposa de Alfonso XIII, desde su exilio suizo en 1950.

Estos días, esa residencia real acoge aulas de cursos de verano -los de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo-, cafetería y comedor para estudiantes, habitaciones para ponentes o sets de rodaje, ya que los protagonistas de "Gran Hotel", la serie de Antena 3 Televisión, han vuelto al Palacio de Victoria Eugenia.

Sin embargo, la imagen monárquica sigue en este edificio, no sólo por su arquitectura palatina, sino por el retrato que Joaquín Sorolla hizo a la reina, sentada, con un tocado de flor y mantilla, y pose desenfadada, casi de perfil.

Éstos y otros detalles están recogidos en un libro, presentado esta semana en el Palacio de la Magdalena, que narra la relación de la reina Victoria Eugenia con este edificio, pero también cómo era Santander en su época, y cómo eran su arquitectura o sus costumbres.

La "casuca", como la reina llamaba al Palacio, mantiene en su entrada la misiva de Victoria Eugenia, con su firma, además de vestidos de época que decoran su planta baja y cuya descripción recoge también el libro.

Esta publicación recuerda que el Palacio de la Magdalena fue un regalo de Santander a los reyes, que puso de acuerdo a monárquicos y republicanos: los unos por codearse con la Corte y los otros por el impacto económico que supondría para la población, se explica en el libro.

Y también se recuerda que "todos" quisieron entregar este regalo a la Monarquía española por imitar el éxito de las ciudades británicas de veraneo de los reyes, a las que, incluso, se copió en Santander el estilo arquitectónico de los edificios: entre ellos el Palacio de la Magdalena, sus caballerizas y su recinto deportivo.

Todo esa "libertad" que -según el texto de la publicación- daba la Magdalena a la reina, finalizó con la proclamación de la II República.

Hoy, el Palacio de la Magdalena acoge infinidad de cursos de junio a septiembre y en sus habitaciones trabajan y conviven alumnos, ponentes -entre ellos eruditos en distintas materias-, periodistas y trabajadores del propio edificio.

Y muchos de los hombres que hicieron realidad este patrimonio -como los arquitectos Javier González de Riancho y Gonzalo Bringas o el decorador Santo Mauro-, dan nombre a las aulas en las que se habla de avances médicos, industria, política, economía o cultura.

Sin embargo, lo que no se conoce, porque sus llaves están a "buen recaudo" en el Ayuntamiento de Santander, son aquellas habitaciones reales que "emocionaron" a la reina Victoria Eugenia y a su familia y que su hijo, el Conde de Barcelona, pidió -cuando vendió el Palacio a Santander- que quedaran reservadas para la Familia Real.

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