El partido reforma y desarrollo egipcio niega que el ejército haya hecho un golpe de estado


El presidente del Partido Reforma y Desarrollo egipcio, Anwar el Sadat, afirmó hoy que lo que ha hecho el ejército de su país “no es un golpe de Estado”, pues “no tiene ningún interés en ocupar cargos políticos”.
El Sadat hizo esta declaración a través de un video que se emitió en la jornada de hoy del campus de verano de la Fundación FAES, a la que había sido invitado pero a la que no pudo ocurrir por la evolución de acontecimientos en su país.
Según su versión, los Hermanos Musulmanes ganaron legítimamente las elecciones pero, en vez de incluir a las diversas fuerzas de la oposición, quisieron imponer el islamismo contra buena parte del pueblo del que emana la soberanía que eligió a Mohamed Mursi, que por tanto debe abandonar el poder.
Según el presidente del Partido Reforma y Desarrollo, quienes se han manifestado en la calle estos son ciudadanos de a pie, no fieles al Antiguo Régimen, y se lanzan a la calle por su “libertad” y porque “están hartos” del deterioro político, económico y social, por el que Egipto “ha perdido su identidad civil”, y si esto hubiera durado tres años más habría acabado como Somalia e Irán. Ahora, confía en que, incluyendo a los islamistas razonables dispuestos a hablar, todo acabe de manera pacífica y dialogada y “muy pronto”.
Presencialmente en la mesa redonda intervinieron el eurodiputado del PP José Ignacio Salafranca, presidente del Grupo de Seguimiento de esta institución de los procesos de la llamada Primavera Árabe; la exministra de Asuntos Exteriores Ana Palacio y el director de la Organización por la Democracia y la Libertad en Siria, Ribal al Asad. Los tres coincieron en que la parte más fuerte de la oposición en los países árabes, y en Siria en particular, son islamistas contrarios a la democracia.
Salafranca planteó las “preguntas legítimas” de qué tipo de opositores está apoyando la Unión Europea, y si son sinceros cuando dicen que están dispuestos a asumir los valores democráticos y los derechos humanos; si los islamistas, que han ganado las elecciones en todos los países menos Argelia por su mejor arraigo social, la demonización de que habían sido objeto en las dictaduras y su capacidad para asistir a las necesidades de la población, sólo van a defender la democracia para instrumentalizarla e imponer la teocracia.
Le contestó implícitamente Al Asad al lamentar que el islamismo ha crecido en los últimos meses en todo el mundo árabe y Siria en particular “contra los deseos de la mayoría pacifica que no quiere ni dictadura ni teocracia”. En su opinión, su país “no podria estar más lejos de una solucion democrática”, porque la guerra está atrayendo a islamistas de todo el mundo, y componen las dos terceras partes de la Coalición Nacional Siria y más aún del Ejército Nacional Sirio.
Este demócrata sirio denunció también que países como Arabia Saudí, Qatar y Turquía financian, arman y entrenan a los sectores más fundamentalistas de la oposición, que han cometido masacres contra cristianos y han empleado armas químicas.
En su opinión, Occidente debe defender los valores democráticos y cambiar la narrativa del conflicto mediante la diplomacia, no enviar armas a la oposición. La cita sería en la conferencia de Ginebra 2 prevista para septiembre, pero habría que invitar a todos los grupos de la oposición y suspender hasta entonces cualquier ayuda que no sea la humanitaria a cargo estrictamente de Cruz Roja.
Finalmente, Ana Palacio advirtió de que “Siria está desapareciendo”, lamentó el error de pensar que Bashar al Asad se marcharía como Hosni Mubarak y reconoció el que cometieron los gobiernos europeos al no añadir críticas a la relación dictada por la realpolitik que establecieron con los autócratas árabes.
Además, apuntó que Europa ha vestido a los Hermanos Musulmanes egipcios de las características que le gustaría que tuvieran y que la clave es que la religión en ningún caso puede ser origen de derecho, porque si se toma como tal y establece, por ejemplo, la inferioridad de la mujer, ningún tribunal podrá desobedecerla.

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