Los policías húngaros impiden el paso de los migrantes desde las 22h00 GMT del lunes, indicaron a los periodistas numerosos refugiados de Oriente Medio, muchos de ellos provenientes de Siria e Irak.
Unas 300 personas, entre ellas numerosos niños, esperaban el martes la reapertura de la frontera.
Algunos de los migrantes pasaron la noche en unas tiendas de campaña distribuidas por organizaciones humanitarias y montadas en la carretera por donde los automóviles cruzan la frontera.
Del lado serbio, algunos policías observaban desde lejos la situación sin intervenir.
Desde el inicio de la crisis migratoria el gobierno serbio optó por una política de bajo perfil.
El lunes, la policía húngara había comenzado a cerrar la frontera en el principal punto de tránsito, situado a dos kilómetros de Röszke, a lo largo de una vía ferroviaria.
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