Bangkok.- El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, rechazó hoy nuevamente las demandas de los manifestantes que exigen en las calles de Bangkok su renuncia y la disolución del Parlamento, aunque propuso un diálogo entre su gobierno y los líderes de las protestas.
Vejjajiva anunció que dos ministros del Ejecutivo se reunirán mañana lunes con dirigentes del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma política del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, derrocado por los militares en 2006.
La oferta llegó un día después de que varias decenas de miles de partidarios de Shinawatra, los llamados "camisas rojas" marchasen por las calles de la urbe.
"Mañana vamos a hablar con los camisas rojas en un contexto amplio, pero todos los partidos de la coalición están de acuerdo en no disolver el Parlamento", dijo Vejjajiva en un discurso difundido por la televisión.
El jefe del Ejecutivo sostuvo que las conversaciones con el Frente deberán tratar asuntos sobre Tailandia y no acerca de Shinawatra, en el exilio y condenado en rebeldía a dos años de cárcel por un caso de corrupción.
No obstante, y tras ese anuncio, Jatuporn Promphan, uno de los principales líderes de los "camisas rojas", insistió en que el Frente únicamente dialogará directamente con el primer ministro, quien según precisó "tiene poder para disolver el Parlamento".
"Si el primer ministro se muestra demasiado arrogante para hablar con los manifestantes, entonces nunca habrá conversaciones", señaló este destacado representante del movimiento antigubernamental.
Cerca de 30.000 manifestantes continuaban el domingo concentrados en una zona del casco viejo de Bangkok, en la que hace ocho días montaron su campamento y en la que, según sus líderes, tienen previsto permanecer durante al menos otras dos semanas.
Hoy, los manifestantes pintaron murales de protesta con parte de la sangre humana que les fue extraída a algunos hace varios días y que sobró de la que vertieron ante las puertas de la sede del Gobierno y la residencia privada de Vejjajiva.
La Policía calcula que hasta 65.000 "camisas rojas" recorrieron la capital tailandesa con una caravana de cientos de motos, coches y camionetas para exigir de forma pacífica la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Horas más tarde, al menos dos personas resultaron heridas en sendos ataques con granadas: uno contra la Comisión Nacional Anticorrupción y otro ocurrido en las inmediaciones del Ministerio de Defensa.
El Ejército sospecha que los ataques fueron perpetrados por alguna facción de los manifestantes con el propósito de aumentar la tensión.
"Hay una alta probabilidad de que los ataques se hayan producido por la falta de unidad entre los líderes de los 'camisas rojas'", declaró el portavoz del Ejército, Sansern Kaewkamnerd.
Tailandia está inmersa en una profunda crisis desde el golpe de Estado perpetrado en septiembre de 2006 contra el multimillonario Shinawatra, un ex policía que se ganó a las clases populares con la aprobación de medidas sanitarias y sociales.
La gran mayoría de los "camisas rojas" y las clases más humildes del norte y noreste del país idolatran a Shinawatra, a pesar de su ingente riqueza y alto tren de vida, mientras que consideran al actual jefe del Gobierno un "títere" de la elite y el Ejército.
Shinawatra considera que las protestas son parte de la "lucha de clases", mientras que el Partido Demócrata, la principal formación en la coalición del Gobierno, le acusa de comprar a los tailandeses del medio rural con dinero y promesas vacías, para que se unan a su movimiento.
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