El regreso del buen juego al rugby

  • El partido All Blacks-Australia permitió establecer un récord: por primera vez en una final de un Mundial se lograron cinco tries, simbolizando el regreso de un juego muy abierto.

Las cifras no engañan. En los 48 partidos del Mundial-2015, 271 tries fueron marcados (5,6 de media por partido), justo un poco más que en 2011 (262, 5,4 de media).

Pero este octavo Mundial mostró unos partidos en los que los equipos no calculaban. Sin duda porque los últimos encuentros, a partir de cuartos de final, fueron muy abiertos. De este modo, 37 tries fueron marcados en los siete partidos decisivos (cuartos, semifinales y final), frente a solo 16 en 2011. Una subida del 131%.

Y la final siguió este línea: los cinco tries marcados en el partido All Blacks-Wallabies, el sábado, permitió batir el récord que databa de la primera edición en 1987, donde el duelo Nueva Zelanda - Francia (29-9) había tenido cuatro tries.

¿Cómo explicar esta metamorfosis? Primero, por las excelentes condiciones de juego. La vasta mayoría de los partidos se disputó en terreno seco.

Pero también y sobre todo por una filosofía basada en la toma de riesgos, encarnada por equipos como Japón en la primera fase y Argentina.

En semifinales, Argentina fue eliminada por Australia (29-15) tras haber intentado todo. Y tras haber encajado dos tries en los diez primeros minutos tras una intercepción y un penal rápidamente jugado a la mano, que desembocó en un scrum para los Wallabies.

Poco importa. El entrenador Daniel Hourcade no fustigó a sus jugadores.

"Hemos tomado este camino, este sistema. Es el bueno. Es lo que queremos para el rugby argentino", indicó.

Los países que tomaron otro camino se fueron prematuramente. Inglaterra había elegido la potencia de Sam Burgess en el centro del terreno y un apertura más tranquilo en la gestión (Owen Farrell) y quedó eliminada en la primera fase.

Francia eligió la potencia en todas sus líneas y fue humillada en cuartos de final por los All Blacks (62-13).

Tras esta derrota, el wing argentino Juan Imhoff, que juega en el Racing 92 parisino, responsabilizó al Top 14 en las elecciones restrictivas del XV de Francia.

"No es importante jugar al rugby: es lo que me deja el Top 14. Hay equipos que tienen calidad para jugar y no lo hacen", dijo, comparando a Francia a "un monstruo que duerme".

Y para Francia, como para Inglaterra, el tiempo va deprisa ya que el rugby parece irremediablemente lanzado hacia una fase de juego expansionista.

La integración de una franquicia japonesa y de un equipo argentino en el Super Rugby podría acelerar el fenómeno ya que la competición de las provincias del Hemisferio Sur se basa sobre todo en el aspecto ofensivo, olvidando algunos elementos como los scrums, considerados como una simple rampa de lanzamiento para más espectáculo y más tries.

pga/psr/jt

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