El Tribunal de lo Criminal de París juzga a Eizaguirre y Aramendi por su papel en la logística ETA

  • París.- Los presuntos etarras Julen Eizaguirre y Ángela Aramendi se negaron a declarar y a responder a todas las preguntas formuladas hoy por el Tribunal de lo Criminal de París, en la primera jornada del juicio contra la pareja por su pertenencia al aparato logístico de la banda.

Comienza el juicio en París a los presuntos etarras Eizaguirre y Aramendi
Comienza el juicio en París a los presuntos etarras Eizaguirre y Aramendi

París.- Los presuntos etarras Julen Eizaguirre y Ángela Aramendi se negaron a declarar y a responder a todas las preguntas formuladas hoy por el Tribunal de lo Criminal de París, en la primera jornada del juicio contra la pareja por su pertenencia al aparato logístico de la banda.

Eizaguirre, alias "Urki" (43 años), y Aramendi, "Irati" (39), dejaron claro que no dirían "nada" al tribunal, y ni siquiera accedieron a ponerse de pie cuando la presidenta, Anny Dauvillaire, procedió a identificar a los acusados, en una actitud habitual de los etarras al ser juzgados en Francia.

Dauvillaire optó por proseguir y dar lectura al acta de acusación, en la que se da cuenta de los cargos que pesan contra ambos (diez para el primero, ocho para la segunda), incluidos los de pertenencia a una organización terrorista y receptación de extorsión de fondos, es decir, utilizar para sus fines un dinero a sabiendas de que procedía del cobro del llamado "impuesto revolucionario".

Los dos fueron arrestados por gendarmes al intentar saltarse un control policial de carretera en las proximidades de la ciudad de Saintes (oeste de Francia) el 14 de julio de 2004, mientras viajaban con el hijo que tienen en común.

El niño, que entonces tenía apenas 19 meses, había nacido en diciembre de 2003 en Lille (norte de Francia), durante el periodo en que, de acuerdo con el acta de acusación, los dos padres constituían una estructura denominada "Zitzioiak" dentro del aparato logístico de la organización terrorista.

Según esa misma versión, "Zitzioiak" se constituyó precisamente hacia el otoño de 2002, con motivo del embarazo de Aramendi, para que ella y Eizaguirre, que son pareja desde hace una quincena de años, pudieran seguir con sus actividades clandestinas, que previamente habían desarrollado en otra estructura más amplia llamada "Eguski".

De hecho, en la lectura del sumario se insistió en que "pese a la nueva carga familiar" derivada del nacimiento del hijo común, los dos que durante esta semana se sientan en el banquillo de los acusados "persistían" en sus acciones para la logística etarra.

Unas acciones que, si bien desde que ambos entraron en Francia procedentes de México a finales de 2001 o comienzos de 2002 se habían centrado en la compra de materiales para la banda, desde finales de 2002 también incluyeron la confección de detonadores de explosivos con efecto retardado.

Esta última tarea, como la de fabricación de explosivos -por la que está imputado sólo Eizaguirre-, la llevaron a cabo bajo la dirección del que era entonces el responsable de la electrónica de ETA, Íñigo Elizegui Erbiti.

Los principales elementos de prueba de la acusación son algunos documentos que se les requisaron a ellos mismos, pero sobre todo a otros miembros del aparato logístico, y muy en especial al que era el jefe en ese momento, Félix Ignacio Esparza Luri, con quien -siempre según la acusación- mantenían frecuentes encuentros.

De acuerdo con la contabilidad de ese aparato logístico, la pareja que formaba "Zitzioiak" había recibido, en varios periodos dentro de los años 2002, 2003 y 2004 al menos 33.093 euros y 1.935 dólares.

Aunque ni Eizaguirre ni Aramendi han sido condenados hasta ahora, esta última sí tiene causas pendientes en España, en particular una demanda de extradición a la que la justicia francesa dio luz verde en 2005 por su supuesta implicación en atentados cometidos por el comando Gohierri Costa a comienzos de los años 90.

Precisamente, fue la desarticulación de ese comando en febrero de 1991 el que marcó el primer paso a la clandestinidad de esta mujer, que inicialmente escapó a Francia pero que cuando allí también se vio cercada por la justicia unos meses después decidió huir a México, donde pasó varios años, y a donde también acudió más tarde su pareja.

La última parte de la sesión de hoy se dedicó a la declaración de un experto psiquiatra que había examinado en noviembre de 2004 a Aramendi, a quien había dicho que en la cárcel "sufría" por estar alejada de su hijo, del que se ocupaban entonces los abuelos maternos.

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