Elecciones locales en Marruecos, un test para los islamistas a un año de las legislativas

  • Unos 15 millones de marroquíes están convocados a las urnas este viernes a unas elecciones locales (municipales y regionales) que servirán de test para el partido islamista del jefe del Gobierno, Abdelilah Benkirane, a un año de las legislativas.

Estos comicios darán una idea del clima político en el reino cuatro años después del movimiento de protesta popular en el contexto de la Primavera árabe que llevó al rey Mohamed VI a la adopción de una nueva Constitución el verano de 2011.

Unos meses más tarde, el partido islamista Justicia y Desarrollo (PJD), hasta entonces en la oposición, se apuntó una victoria histórica en las legislativas y suscitó grandes esperanzas.

Un año antes de volver a poner en juego su mandato, Benkirane espera que las elecciones de este viernes demuestren que la estima de su formación no ha mermado.

Los tres primeros años de gestión del PJD no han dado los resultados esperados -sobre todo en materia de lucha anticorrupción, uno de los caballos de batalla del partido-, pero el jefe del Gobierno, político hábil, sigue gozando de popularidad.

En el transcurso de la campaña ha defendido con ardor su balance y estima que una victoria de su partido sería "lógica".

Abdelilah Benkirane puede presumir de una reducción sensible del déficit público (de más de un 7% del PIB a menos del 5%) mediante una reforma de la caja que subvenciona la gasolina y otros productos de gran consumo. Y ello sin mayor protesta social en un país en que casi uno de cada tres jóvenes carece de empleo, según el Banco Mundial.

Desde su nombramiento a principios de 2012, Benkirane, prudente él, se ha esmerado en tener buenas relaciones con el palacio real, que conserva amplias prerrogativas, y ha podido observar las desventuras de los otros movimientos islamistas de la región, en Túnez y en Egipto.

Los últimos días, ha adoptado un tono contundente con sus principales rivales, sobre todo el opositor Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM, liberal), al que acusó de financiar su campaña "vendiendo polvo" (ndlr, droga).

Palabras muy criticadas por el diario L'Economiste, que denunció unas "acusaciones infamantes".

La "prioridad (de Benkirane) estos últimos cuatro años no era tanto trabajar en pro del interés general como a favor de su clan", asevera Mustapha Bakkoury, jefe del PAM, partido fundado en 2008 por un consejero del rey y que presenta el mayor número de candidatos en las municipales (18.227).

En total, cerca de 140.000 candidatos bregan por más de 32.000 escaños de electos locales en el marco de estas elecciones presentadas como una etapa importante del proceso de "regionalización avanzada", inscrita en la Constitución de 2011.

En las precedentes elecciones locales, en 2009, el PAM fue el vencedor con un 21% de sufragios y el PJD se tuvo que contentar con un modesto 5,4%... apenas dos años antes de imponerse en las legislativas.

"Estas elecciones se juegan entre cinco o seis partidos, de la oposición y de la coalición (gubernamental), pero existe una fuerte polarización entre el PJD y el PAM", resume Mohamed Madani, politólogo de la universidad Mohamed V de Rabat.

También la participación (45% en las legislativas de 2011) será objeto de análisis en un país que se proclama inmerso en un proceso de transición política y presume de "estabilidad" en una región movida.

Dos formaciones boicotean los comicios, el movimiento islamista Al Adl wal Ihsane (Justicia y Beneficiencia), ilegal pero tolerado y bien implantado en los barrios populares, y el partido Vía Democrática, de extrema izquierda.

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