"No es un accidente es un asesinato": la familia del profesor muerto se moviliza

Entierro de David Carragal
Entierro de David Carragal
Europa Press

La familia de David Carragal, el joven profesor de 33 años que falleció en las fiestas de Oviedo, está rota de dolor. Cudillero, pueblo que vio nacer al joven deportista que la noche del pasado lunes se cruzó con tres personas, uno ya en prisión, que supuestamente le pidieron tabaco y acabó en el suelo inconsciente se vuelca ahora en solicitar la colaboración ciudadana para aclarar lo que pudo suceder en ese instante de segundo en el que las dos amigas que van con el le pierden de vista un segundo mientras piden un taxi. Recuerdan un fuerte golpe y verle en el suelo. 

El primo hermano de su madre, ya jubilada, le ha escrito una emotiva carta que viene a resumir el sentir de una localidad que llora su pérdida y pide justicia a través de una campaña en Change.org. Piden firmas bajo el lema "No es un accidente es un asesinato, entre todos haremos justicia para David". En 14 horas casi 2.500 personas ya habían firmado. Pocos olvidan el sonoro aplauso con el que le despidieron en la Iglesia de San Pedro. Al igual que José Antonio Garay González, autor de la misiva, otros tanto en el pueblo siguen sin pasar a creérselo.  "Qué orgulloso de ser pixueto, de ser Garay, de ser profesor", escribe a altas horas de la madrugada porque no puede conciliar el sueño.

"Los Garay, apellido de origen vasco, tenemos afán de tratar de conseguir con ahínco las cosas que nos proponemos, de ser luchadores y de buscar mejorar, valores que por cierto son tan propios de los deportes como la natación, que ya era gran afición de tu abuelo", continúa. 

Asegura la carta que dondequiera "solo se oyen buenas palabras de ti". Comparte con él ser "profesor vocacional porque no me cabe duda de que tú lo eras.... Desgraciadamente las nuevas generaciones no podrán recoger ese fruto que tú atesorabas, con lo necesario que son profesores así, en un mundo tan volcado a las tecnologías y tan poco sensible al contacto humano, pero sí queda tu semilla que seguro germinará".

Y así consigue conciliar de nuevo el sueño "ahora que te he escrito me vuelvo a la cama. Ya te he hablado y ahora podré dormir y quizá soñar con un mundo donde haya más comunicación cara a cara, más solidaridad, mas empatía de los unos con los otros, con un mundo donde los valores cuenten más que las fotos, con una justicia que ponga a cada uno donde se merece".

"Querido David, es un orgullo ser pixueto, ser Garay y ser profesor. Hoy más que ayer. Gracias a ti, David", concluye.

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